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Por Oscar Durán
La Habana.- Las Tunas acaba de ganar su segundo título en Series Nacionales al barrer a Industriales en la final de la pelota cubana . No hubo sorpresas, ganó el mejor. En la Serie Nacional más mala de la historia, los Leñadores liquidaron, en solo cuatro juegos, al equipo más emblemático del país.
El juego terminó seis carreras por una y, además del triunfo oriental, también fue noticia los jonrones de Yordanis Alarcón y de Yasiel Santoya. Los únicos dos cuadrangulares en toda la Final. Pelotica de trapo en todo su significado.
Sin demeritar el triunfo de los del Balcón del Oriente, el principal espectáculo deportivo cubano necesita una renovación casi total. Si la maltrecha Comisión Nacional de Béisbol no hace una propuesta interesante para la temporada venidera, hasta los directores de los elencos cogerán vía los volcanes, como mismo hizo recientemente Yorelvis Charles, el último manager de Ciego de Ávila.
Es increíble cómo nada funciona en Cuba. Los jardines del estadio Latinoamericano parecían un potrero y la media luna se veía con mucha falta de arcilla. Estamos hablando del mejor estadio del país, no quiero ver cómo está el Nguyen Van Troi.
Si me preguntaran por algo positivo de la Serie, solo puedo decir dos cosas: por fin aceptaron jugadores con residencia en el extranjero, sin necesidad de repatriación; y se logró jugar de noche en la postemporada. No es nada del otro mundo, pero es justo resaltarlo.
Mañana, el pueblo tunero se volcará a la calles a recibir a sus campeones. Habrá fiesta en cada rincón, si las Mipymes tienen cervezas. Las Tunas será un paraíso gracias a la leña que dio su equipo en todo el campeonato. En un par de días, los peloteros partirán hacia Guardalavaca a un hotel con sus familiares y sanseacabó. Yordanis Alarcón seguirá pidiendo una casa en la capital provincial y los dirigentes se harán los locos para no dársela. El equipo se desmotivará para la Serie 63, pero no tendrán de otra que salir al resistero del sol y jugar por el amor a una camiseta y sin aspiraciones de nada. Es la realidad.
Ahora mismo, como está Cuba, la venidera campaña pinta más fea. Muchos peloteros se irán allende los mares en este período de descanso, no habrá Serie Provincial por escasez de combustible y de pelotas. Juan Reinaldo Pérez, el Comisionado Nacional, volverá con su optimismo barato diciendo de que la Serie Nacional no ha muerto.
Aunque si lo pensamos bien, Juan Reinaldo tiene razón. En Cuba nada ha muerto, todos estamos vivos, pero bien enterrados como las bases del Latinoamericano.