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Sin cambiar la esencia no cambiarán las circunstancias

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Por Dagoberto Valdés Hernández ()

PInar del Río.- Desde hace meses el régimen cubano viene confeccionando, revisando y actualizando lo que ha llamado un “Programa de Gobierno para Corregir Distorsiones y Reimpulsar la Economía”. (https://www.presidencia.gob.cu/…/programas-de-gobierno/)

En días recientes, la alta dirección del país decidió convocar al “estudio y análisis de este Programa entre el 15 de noviembre y el 30 de diciembre en todas las organizaciones de base” con el fin de “someter el Programa a debate y construcción colectiva, como expresión de democracia participativa y de implicación popular directa en el desarrollo de la economía. Será un espacio propicio para que los participantes puedan emitir propuestas con el objetivo de fortalecer el Programa e identificar en cada escenario, de manera concreta, cómo contribuir a su materialización”.

Es preciso destacar los verbos de lo que se puede hacer, de lo tolerado, en esta eufemísticamente llamada “democracia participativa”. Hay permiso para: estudiar, analizar, debatir, emitir propuestas, en una “construcción colectiva”… pero, solo para “fortalecer el Programa y contribuir a su materialización”.

La sensación de no haber entendido

Como podemos comprobar las propuestas y la construcción colectiva exclusivamente son para fortalecer y materializar, nunca para transformar, cambiar y renovar, lo que viene de arriba. He aquí una primera y grave limitación de esta llamada “democracia participativa”. Es solo una escenificación controlada de una reducidísima “democracia de apoyo”. Incluso ya, desde el mismo nombre del Programa se adelanta su carácter impositivo y reductivo: es solamente para “corregir distorsiones y reimpulsar la economía”. Anclados en el pasado, lo que supuestamente se pretende es “corregir” errores y darle un nuevo “impulso” a lo viejo, a lo mismo, a lo de siempre. Es dilatar, simular, entretener… pero no cambiar.

El mastodóntico Programa está integrado por 10 objetivos generales, 106 objetivos específicos, 342 acciones y 264 indicadores y metas. Después de leer el intrincado documento queda una primera sensación de no haber entendido, en fin, de qué se trata. Provoca un agobio de tecnicismos vacíos de objetividad y posibilidad. Se percibe viejo y obsoleto. Se siente cerrado y momificado.

Bastaría con leer los verbos de los 10 objetivos generales: cinco comienzan con el infinitivo “avanzar”; dos comienzan con “incrementar”; y los otros tres restantes comienzan con: “consolidar”, “implementar” y “gestionar”. Como vemos, ninguno de los objetivos generales comienza con verbos como: cambiar, transformar, renovar. Si estas son las acciones de los diez objetivos generales, ninguno de los objetivos específicos puede ir más allá. Por tanto, tampoco proponen cambiar en esencia.

¿Corregir qué?

Luego de leer, estudiar y analizar esta nueva versión de “lo mismo”, no podemos dejar de hilvanar los anteriores programas de “lo mismo” que condujeron a la nada: “La Rectificación de Errores y Tendencias Negativas” en el III Congreso del PCC en 1986. Este Programa para corregir distorsiones se hace con vistas al IX Congreso del PCC en 2026, cuarenta años después. Más tarde, vinieron otros fantasmas. Sucesivamente desde 2017: “La Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista”; las “Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: La Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos”; así como nuevas modificaciones a los “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”.

Más tarde, vino: “La Tarea Ordenamiento” en Cuba, que fue un proceso integral de reformas económicas y sociales que comenzó el 1 de enero de 2021.

Y a este ordenamiento-reordenamiento, ahora cuatro años después, le sigue un Programa para corregir las distorsiones y volver a reimpulsar la maltrecha economía cubana sobre las mismas bases, principios, ideología y modelo socialista. Es vivir en el absurdo.

Cambio y propuestas

1. Sesenta y siete años de experimentar con seres humanos un modelo que ha demostrado ya, hasta el hartazgo, que no funciona, que crea pobreza, escasez y precariedad, es más que suficiente para convencerse racionalmente que es absolutamente necesario un cambio estructural en profundidad: en lo económico, en lo político, en lo social y en lo antropológico.

2. Digámoslo claramente: sin un cambio en lo esencial no cambiarán las circunstancias. No se puede esperar nada nuevo si no quieren cambiar la raíz de lo viejo. Este sistema político, este modelo económico, esta organización social, no funcionan, están obsoletos, no conducen a ningún lugar mejor para Cuba, sino cada vez peor. Por tanto, es necesario, urgentemente, un cambio de raíz, una transición pacífica hacia la libertad y la democracia.

3. El modelo antropológico del llamado “hombre nuevo” que resultó ser el “homo sovieticus”, es decir, el “homo saucius”, dígase: el hombre enfermo, dañado, despersonalizado, masificado, es el mayor y más profundo fracaso de este modelo fallido. Por tanto, es necesaria, urgentemente, una conversión antropológica y una sanación del alma herida de los cubanos. Es necesario un programa de desarrollo humano integral en un verdadero hábitat democrático.

Más propuestas

4. Y es necesario tomar conciencia de que la urgencia de los cambios estructurales y sistémicos no es solo por la crisis terminal que Cuba sufre. Aunque esto sea lo principal porque el pueblo cubano tiene derecho a vivir, a progresar, a convivir en paz y a ser feliz, a esto se agrega que cuando se cierra el juego, se niega el cambio y solo queda la represión y la mentira. Entonces se tira tanto de la soga que se rompe con la violencia y la muerte que nadie quiere. Y es necesario meditar que los responsables de que lleguemos a ese extremo son los que cierran el paso al cambio en paz. No se le puede achacar ni a las víctimas ni a un enemigo extranjero. Asumamos la responsabilidad que a cada uno de los cubanos nos corresponde en esto.

5. Abrir ya una transición verdadera, pacífica, que abarque los cambios sustanciales en lo político, en lo económico, en lo social y en lo antropológico, nos evitará males mayores.

Miremos a nuestro alrededor. Y aprendamos a tiempo.

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