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SEAMOS AGUA

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Por Laritza Camacho ()
La Habana.- El agua siguió siendo agua. Nunca perdió su esencia cristalina capaz de unir, en armonía perfecta, dos átomos de hidrógeno con uno de oxígeno.
Vertieron sobre ella toda la inmundicia de las fábricas y podaron los árboles que la protegían en su avance por los ríos hacia el mar.
Cuando la quisieron encerrar, tomó la forma de su encierro y poco a poco se abrió paso creando las cavernas y las goteras del techo.
La llamaron fango, la congelaron y la derritieron, la evaporaron y la condensaron… ella supo ser iceberg, nieve compacta en graciosos muñecos, bola creciente rodando montaña abajo como mentira peligrosa.
Supo ser frappé o piedra congelada para reflejar tu cara trasnochada desde el cristal del wisky, fría te bajó la fiebre y la inflamación, caliente, te alivió dolores, corrió por los pañuelos como lágrima y por los parabrisas como lluvia.
Siguió siendo agua aún en la sequía sin que pudieras verla, corrió en los maratones y bautizó a los hombres cuando recordaron a Dios…
La paciencia del agua y sus ciclos me asombra y conmueve. Cada vez que quiero morir, recuerdo que yo también soy vida y me incorporo gozosa al vapor que sube hasta las nubes y me dejó caer como aguacero y aún brillo en cada color del arcoiris sin perder mi esencia, en armonía perfecta con el todo, donde podemos encontrar la paz y fluir libremente.
Calmemos la sed del mundo: seamos agua, invito yo que, como tú, soy apenas una gota.

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