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SANDRO NO VA

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Por Oscar Durán

La Habana.- El 20 de diciembre, Sandro Castro se acostará a las 4:30 de la madrugada y no hay quien lo pare de la cama para ir a marchar frente a la embajada de Estados Unidos. Si cuando el abuelo estaba vivo, jamás se portó por ese circo, siendo, desde luego, pionero moncadista y beso de la patria; ahora que tiene un bar, bastante jugueticos de gasolina y una cuenta en Instagram, ni en sueños se portará por el malecón.

Ese sí está haciendo lo que le da la gana en la finca. Mientras El Necio está subiendo sandeces de Ana de Armas y el encuentro de Alexis Valdés con Alexander Abreu, el joven revolucionario de apellido Castro anda mirando cómo los cubanoamericanos hacen el challenge rindiéndole tributo a su persona.

Ustedes me perdonarán, pero yo le descargo a Sandro. El país cayéndose a pedazos y el EFE bar lleno de bote en bote, recogiendo dólares por sus cuatro costados, bajo el lema, eso sí, de que “todos somos jóvenes revolucionarios y personas de pueblo”.

A la edad de Sandro Castro, yo cobraba un estipendio mensual de 35 cup por estudiar periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. No tenía, la mayoría de las veces, ni cuarenta centavos para coger un P2, sin embargo, iba como un carnerito  a cuanta tribuna o desfiles hacía la dictadura.

Por eso debo admirar al nieto de Fidel Castro. No llega a 30 años, la isla pasa por un momento delicado, se está llenando los bolsillos de verdes, anda gozando la vida y nunca lo vas a ver en una marcha revolucionaria, ni aunque su tío-abuelo o su primo el Cangrejo se lo ordenen. “Es un muchacho, entiéndanlo”, diría su mamá.

Quienes sí van mañana a desgastarse caminando por el malecón y gritar “abajo el bloqueo” y “pa’ lo que sea, Canel”, son miles y miles de cubanos, luchadores de recarga a su familiar allende los mares; verdaderos hipócritas a granel, cederistas todos de Gerardo Hernández.

Sandro Castro está lejos de ese carnerismo. Nadie lo verá mañana dando el Sí por la revolución y el socialismo. A Sandro no se le va la electricidad, a Sandro no le falta el dinero, a Sandro no le falta nada. Por eso no va a marchar.

Mientras tú, sindicalista de la CTC, pagador puntual de las MTT y cotizador vanguardia, tienes que levantarte a las cinco de la madrugada -después de acostarte sin comer- para marchar en cuadro apretado para que Díaz-Canel, Marrero y sus muchachones sigan inflando su barriga  a costilla tuya, estimado carnerito 3.0.

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