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Por Carlos Carballido (De la serie Desmontando Disonancias Cognitivas)
Los demócratas, sus seguidores, así como otros tantos manipulados por los medios de prensa, han utilizado el asunto de la donación del avión de #Qatar para reemplazar al #airforceone presidencial. Esto ha sido un caldo de cultivo para seguir fomentando el antitrumpismo.
La excusa ahora (que ya van en la tercera) es que el mandatario ha aceptado “hipócritamente” una aeronave. Esta proviene de un país que financia actividades terroristas de Hamás contra Israel.
Todos se equivocan al afirmar semejante disparate: Qatar es un régimen monárquico liderado por la familia Al Thani, que a su vez está integrada por al menos cuatro grupos tribales. Estos grupos están todos emparentados entre sí. Como gobierno monárquico, NO financian directamente a Hamás. Lo hacen algunos grupos como Qatar Charity, en transacciones que son compartidas con los órganos de inteligencia de EE UU y la monarquía de ese país.
Gracias a esto, puede monitorearse las actividades subversivas de ese grupo armado, que controla la Franja de Gaza.
Qatar es mayoritariamente sunita y mantiene relaciones diplomáticas moderadas con Israel, compartiendo colaboración mutua en materia de inteligencia. También ayuda humanitaria (la única autorizada en Gaza) y mediación en conflictos con palestinos.
Las relaciones diplomáticas y comerciales con EE UU datan desde 1971. Hasta la fecha, Qatar se considera un aliado vital para el control y la estabilidad en el Medio Oriente. Incluso, en su territorio opera una de las mayores bases militares estadounidenses en la región, Al Udeid. Esta mantiene vínculos con el gobierno local para la defensa nacional.
Y digo más: desde hace más de cuatro décadas, Qatar suministra un volumen importante de gas natural a EEUU. Esto ha permitido engrosar las reservas energéticas en suelo americano.
Comercialmente, son dos socios de importancia bilateral.
En lo social, Qatar es un país moderado dentro del mundo musulmán, con una Constitución vigente desde 2003. Esta ha abierto libertades para las mujeres, permitiéndoles obtener licencia de conducción, acceder a puestos directivos y sin exigirles el uso del burka.
Además, la ley Sharía solo se aplica en asuntos familiares o de herencia.
Así que la tesis de que Trump acepta un regalo de un país “terrorista y retrógrado islámico,” es realmente demencial. Toda la polémica generada en torno a ello muestra una manipulación mediática propia de enfermizos odiadores.
Que en Qatar te cuelguen de un árbol por ser transgénero o te dilapiden por adulterio son aspectos condenables para Occidente. Sin embargo, son aceptados en la cultura musulmana.
Trump es hombre de negocios sin puritanismos. Y los negocios son los negocios. Así que, en lo del avión, esto parece más bien un pago por los servicios mutuos que ambas naciones se prodigan. Ir más allá de esto es especulativo. También es muestra de que hoy el pensamiento crítico es una reliquia en extinción.
Fuentes: