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Por Yoyo Malagón ()
Madrid.- Los rumores sobre Rodrygo y su salida del Real Madrid suenan desde antes de la llegada del verano con la misma insistencia que los grillos en agosto, pero en los últimos días la sinfonía es especialmente estridente.
Bayern Munich, PSG, Arsenal, Tottenham y hasta Liverpool han sido vinculados con el brasileño, como si el mercado de fichajes fuera un concurso de nombres en lugar de una negociación seria.
Sin embargo, pese al bombo mediático, Rodrygo sigue siendo más un jugador del Madrid que un proyecto de venta. Xabi Alonso, el nuevo técnico, ya dejó claro que cuenta con él: «Rodrygo es un jugador espectacular, y lo necesitaremos» . Las palabras no son casuales; son un muro contra los especuladores.
El brasileño, eso sí, no vive su mejor momento. Desde la llegada de Mbappé y la consolidación de Vinícius y Bellingham, su papel ha quedado reducido a comparsa de lujo. En la reciente Copa Mundial de Clubes, apenas sumó unas decenas de minutos en tres partidos, un dato que alimentó los rumores.
Pero aquí hay una paradoja: cuanto menos juega, más caro se pone. Florentino Pérez no lo dejará ir por menos de 100 millones de euros, una cifra que frena a casi todos los interesados. Bayern Munich, el más insistente, solo ha osado ofrecer 65 millones, una broma para el Madrid.
Rodrygo, por su parte, no forcejea. No ha pedido la salida, no ha hablado de frustración, y su entorno insiste en que prefiere quedarse y luchar. Es una postura inteligente: con 24 años y contrato hasta 2028, sabe que el Madrid no es un club que regale estrellas.
Además, la temporada es larga, las lesiones impredecibles, y Mbappé aún debe demostrar que su ego cabe en el vestuario. Si algo ha enseñado la historia del fútbol es que los repartos de minutos nunca son justos, pero tampoco son inamovibles.
El verdadero problema no es Rodrygo, sino la burbuja de expectativas que lo rodea. Se le exige ser decisivo cada vez que pisa el césped, como si su papel de suplente de lujo fuera un demérito. Pero en el Madrid, hasta los banquillos son de oro. No es casualidad que, pese a sus altibajos, lleve 68 goles y 13 títulos con el club. Esa estadística no se compra en ningún mercado, y menos por 65 millones.
¿Terminará saliendo? Solo si un club está dispuesto a pagar la cláusula emocional, además de la económica. Por ahora, ni Bayern ni PSG parecen dispuestos a llegar a los 80-100 millones que pide Florentino. Y mientras, Rodrygo sigue de vacaciones, esperando su oportunidad, sabiendo que en el Madrid las tornas cambian en un partido. Puede que no sea el protagonista del cartel, pero sigue en la película. Y eso, hoy por hoy, es más de lo que pueden decir muchos de los que cotizan en el mercado.
Así que, pese a los rumores, Rodrygo sigue siendo más ruido que destino. Un jugador demasiado caro para vender, demasiado bueno para regalar, y demasiado joven para rendirse. El Madrid lo sabe, él lo sabe, y el mercado, aunque no quiera admitirlo, también.