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REYNOL ALFONSO LLORA PORQUE LO LLAMARON CONTRARREVOLUCIONARIO

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Por Fernando Clavero
La Habana.- En los últimos días salió a escena el nombre de Reynol Alfonso, el árbitro de béisbol al que el comisionado nacional de la disciplina, Juan Reinaldo Pérez, le prohíbe trabajar bajo la acusación de «contrarrevolucionario», y me parece bien comentar sobre el tema y el comportamiento del juez.
Eso de «contrarrevolucionario» en la Cuba de hoy es peligroso, porque puede representar una pena de prisión. Y ya sabemos cómo son las prisiones de Cuba, donde el solo hecho de estar en ellas significa un ejercicio de sobrevivencia tremendo, porque ni comida suele haber. O no hay, para ser más exactos.
Aunque el adjetivo es honroso para cualquiera, teniendo en cuenta a aquellos que se autodenominan revolucionarios, partiendo por la cúpula dirigente del INDER, el gobierno, el Partido Comunista y cualquiera sabe cuántos más, de esos que viven del pueblo.
Lo cierto, a Alfonso, a quien conocí en persona hace unos años, le echaron un medio y se soltó a hablar. Apeló a todo eso que hizo su familia, muy vinculada al castrismo y a la revolución, invocó a la Seguridad del Estado como solución a problemas dentro del deporte, la Comisión Nacional, delegaciones al extranjero y no sé cuántas cosas más.
No se gastó un nombre. Quemó a unos y otros, a amigos y enemigos, a colegas, a iguales y superiores. Todo porque le impidieron trabajar como árbitros en los torneos de niños o en un hotel donde juegan softbol. ¡Penoso!
Yo no niego que sea injusto lo que hicieron con Reynol Alfonso. Es más, estoy convencido de que lo machucaron, que le pasaron por encima, pero a qué viene eso de hacerse el más revolucionario que nadie para defender un puesto, cuando le endilgaron un calificativo mucho más honroso, el de contrarrevolucionario.
Un hombre tiene que ser hombre siempre. No sirve eso de andar por ahí, llorándole a otros hombres, mucho más si tienes cuerpo para trabajar en cualquier cosa y ganarte la vida honradamente y sin echar para alante a otros. Aunque tampoco comparto eso de que le pasen gato por liebre a los árbitros, año tras año.
Si los hijos de Luis Enrique del Risco se fueron para Estados Unidos, es problema de ellos. Si el padre es un descarado, un oportunista o un ladrón, denúncialo a él, pero pasa de los hijos, del que se quedó en una delegación al exterior o del que hizo cualquier cosa contra el Gobierno. Ese es el problema de ellos y con echarlos para alante no vas a resolver los tuyos.
Con ese comportamiento solo pierde la consideración que pudiera tener. Sobre todo, por ese afán desmedido por demostrar que viene de una familia de revolucionarios y que es más revolucionario que nadie.
Para mí, que pude solidarizarme con él, es una rata más, tanto como el presidente de la Federación de béisbol, el propio Del Risco y todos esos que viven pegados a la teta del béisbol y se aprovechan de él, una de las causas por las cuales el pasatiempo nacional está casi muerto (en la isla).

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