Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter

Por Ulises Toirac ()
La Habana.- Ya que me quedé a oscuras, a morir… Hay tiempo. Y como aquí, donde vivo, es frecuente que cuando hay corriente no hay conexión (no es una «regla de tres» porque nada es fijo, tú sabes, aquí todo es «corrido»), pues tengo conexión.
El día se ha puesto sabroso en las redes: Sandro para Presidente por sus proyecciones económicas; el caso de Alejandro Gil, que ha creado, querámoslo o no, conmoción; el post-Melissa en Oriente, con donativos incluidos y ¿gestión? gubernamental… Y en el aire, y como tapado por todo, las nuevas medidas acerca de corregir distorsiones y… largo el título para algo que no cuaja hace 60 y tantos años y quiere experimentar lo mismo, pero de otra (¡!) manera…
Estamos hartos de comidilla. De Sandro, paso. No es como yo en cuanto a experiencia de vida, o como tú o como nadie. No sé si me explico. Paso.
Del post-Melissa, donaciones y Oriente y todo eso he hablado. Pienso que es el tópico más importante. Tan importante que no sé por qué liberaron las otras dos ahora (Gil y el panfleto). Hace unos días hablé del «timing» en política… Y lo del documento de marras, dos o tres días antes de Melissa… El caso Gil, dos o tres días después… O el timing está muy jodido, o algo pasa alrededor de Melissa. Porque TODO EL PAÍS DEBÍA ESTAR VOLCADO EN LO DE MELISSA Y ORIENTE Y LAS MEDIDAS PREVIAS (ojo con eso) Y LAS POSTERIORES.
Pero no. Evacuaciones LUEGO de la trompada y «estamos venciendo». En un entorno previo en que ya estábamos en la lona, echando sangre hasta por los pelos.
De lo de Gil (que es de lo único que no he hablado en serio)… ¡Mira que le he dado vueltas y me parece un rompecabezas al que le faltan piezas!
Ya lo dije hace unos días: una vez nos dijeron que hacía falta la discreción porque el enemigo podía atravesarse en los planes. Le encontramos lógica, aplaudimos… Y, bajo esa simple «lógica», en Cuba hemos cargado un peso muy pesado: hay muy pocas cosas realmente importantes a las que se pueda auditar y pedir cuentas. Contraloría no alcanza los gajos altos. Nadie rinde cuentas, por más asambleas de rendición de cuentas que se hagan. Y ejemplos de defenestraciones hay pa’ comer y pa’ llevar. Hasta que no «salta una liebre»… Hay inmunidad. Y siempre es una liebre a la que es imposible no ver saltar, porque no hay control de la liebre: brinca fuera de fronteras. ¿Periodismo investigativo? Menos que menos. De eso ni se diga una palabra. Cogen el dictado y… En el Medioevo así se copiaban los libros y los edictos. Se les llamaba escribanos, no periodistas. Aparentemente, a la contrainteligencia le pasa como a la Contraloría: de una raya pa’rriba no pasa.
En fin… Existe una inmunidad programada, consciente e incontrolada. Está el cardumen para que suceda miles de veces.
Por otro lado, no le veo la gracia. El caso de Gil ha provocado (y era predecible), en vez de confianza en el actuar de la justicia, el sentimiento popular de «todos hacen lo mismo»: mismo lenguaje, mismo color de piel, mismo barbero, mismo ropero, mismo todo. Y «este no es el único» (que, por cierto, NADIE puede afirmar lo contrario porque ni existe control, ni hay responsabilidad compartida… eso que provoca que pague el jefe en funciones que supervisaba a la papa podrida).
Y estamos hablando de una súper papa… No era Papa porque le faltaba la férula papal (el bastoncito) y porque era en La Habana y no en el Vaticano: primer viceprimer ministro y ministro de toda la cosa económica. Vaya. Cuando un papalote se va a bolina, no sube hasta ahí.
No le veo la lógica a casi dos años de ponerlo en «medida cautelar», publicar conclusión de Fiscalía. Digo yo… Un par de meses más, no se iba a echar a ver. Si la gente se olvidó del Saratoga y del tarifazo… ¿Gil? Aguantaba dos meses más ahí tranquilito. Pa’ la pila de años que parece que le van a echar…
No sé. Digo yo.