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Por Ramón García Guerra ()
La Habana.- La noticia salió a escena el 5 de febrero de este año: El gobierno de Donald Trump suspende el trabajo de la usaid y genera alarma en los medios libres y algarabía en la prensa estatal cubana.
Trump cree que hacer de policía mundial es un mal negocio para Estados Unidos y que cada país debe de ocuparse de sus asuntos con sus propios recursos. Desde esa lógica lo correcto es medir la inversión por los resultados.
Pienso que la élite del poder en Cuba debe de tomar nota y hacer sus cuentas. Porque es mucho el dinero del pueblo el que se ha invertido en los medios oficiales y oficiosos por más de seis décadas. Luego se sabe que en la sociedad cerrada de la era soviética era fácil mantener un control ideológico y político del rebaño. Pero hoy la situación es otra y siendo así, creo que lo mejor es reinventarnos para seguir adelante.
Sucede que los medios opositores -así como los oficialistas- interpelan a un sector de la sociedad. Aunque a veces el lector de Granma y de El Vigía de Cuba es la misma persona; esto es, alguien que se debate entre el malestar y los ideales. Luego se sabe que cuando eso ocurre en un ambiente de confrontación se polariza la sociedad y en ese contexto es casi un imposible hallar una solución.
Démosle la razón a ambas partes diciendo que son legítimas la defensa de libertad de expresión del cubano que hace la oposición y la resistencia del oficialismo ante la injerencia externa en nuestra sociedad. Pero al final, han sido los sesgos ideológicos de las partes en conflicto los que han bloqueado la libre investigación social y han metido en un bucle regresivo a la sociedad.
Detrás de esa realidad se haya un elitismo intelectualista miope que reduce la lucha política al ámbito del relato. Debemos de retomar el concepto de intelectual de Gramsci y rescatar el pensamiento de la liberación en las Américas; de Paulo Freire a Fals Borda, pasando por Enrique Dussel. Porque lo que importa en la comunicación social -decía Jesús Martín Barbero- nos es el medio, sino que es la relación.
Dejemos de insistir en ver al pueblo como si fuese un rebaño que es conducido por pastores o de imaginar que somos una sociedad acéfala que será salvada por los elegidos. Castrismo de verso y de reverso. Entonces, ¿qué es lo que hacen los medios de la oposición y los oficialistas a favor de la creación de una cultura ciudadana en medio de una sociedad que aspira al autogobierno?