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Por Jesús Hernández Villapol (Tomado del blog Crónicas de Júpiter)
Comentar sobre los Yankees, el equipo más laureado de la historia en medio en una de las peores rachas negativas que se recuerden, que los llevó a ceder el primer lugar de su división después de finalizada la primera mitad de la contienda, se torna difícil, pero es una realidad que hay que asumir.
Resulta paradójico que los Marlins, con una plantilla de 47 millones de dólares (la más baja entre los 30 equipos del béisbol de las mayores) hasta la jornada del 5 de Julio tenga una marca de 8 triunfos y dos derrotas en los últimos 10 encuentros, mientras los del Bronx, han jugado para 3 y 7.
En este fatídico tramo, en siete juegos consecutivos, el pitcheo de relevo ha permitido tres o más carreras por juegos, incapaz de conservar ventajas. No han logrado triunfos y han perdido en cinco ocasiones, con asombroso porcentaje negativo de 9,75 promedio de carreras limpias permitidas.
En el plano ofensivo, el descalabro ha sido notable, sobre todo por la cantidad de corredores dejados en circulación.
Ante una situación como esta se pudieran recordar frases que son filosóficas en el deporte: “no son tan buenos los que están ganando, ni tan malos los que están perdiendo” o que “el dinero no compra campeonatos”.
Para quienes hemos visto, vivido y sufrido béisbol durante toda la vida, hay muchas aristas de este juego que no se parecen a lo que conocemos de siempre y concretamente en Cuba.
¿Cómo lo analizamos, como deporte o negocio? Y es así como se pueden comenzar a entender muchos laberintos a los que no le encontramos salida.
Voy a ofrecer algunos datos que pudieran dar un poco de luz a este asunto, no justificación al mal paso de los “Bombarderos”,
Los Yankees en la actualidad tienen la cuarta nómina más cara, 272 millones de dólares (Dodgers encabeza la lista con 321), solo uno de sus jugadores, Aaron Judge percibe 40 millones por temporada, casi similar a toda la plantilla de los Marlins. Los Rays de Tampa Bay pagan 73 millones y cada temporada son un contendiente de cuidado, que por lo general accede a la ronda de play off.
Sin embargo, estos dos equipos ni siquiera son capaces de llegar a la mitad de la capacidad de asistencia a sus estadios cuando juegan como locales, en tanto los Yankees lo llenan diariamente, lo que esto implica en ganancias por diversas vías, como una marca comercial.
En la temporada pasada, que lograron jugar la Seria Mundial, los neoyorkinos ingresaron 728 millones de dólares, un incremento del 7% con relación al curso anterior.
Resulta ilustrativo que si en el 2009, la última ocasión en que conquistaron el Clásico de Otoño obtuvieron 441 millones, esa cifra ha aumentado cada año hasta la fecha, excepto en 2010 y 2011, lo que muestra que para que el negocio sea productivo, ganar la Serie Mundial no es lo fundamental.
A los fanáticos estos números no les interesan, lo perciben como que una década y media sin saborear el preciado trofeo es una eternidad para el equipo, símbolo del deporte estadounidense.
La franquicia, entre beneficios y bonificaciones, pagó a sus peloteros 354 millones de dólares en 2024, lo que muestra que el dinero no ha faltado para invertir, pero la pregunta que se hacen los fanáticos es la siguiente: ¿se ha utilizado con eficiencia en el plano deportivo?, porque sabemos que como negocio ha funcionado.
La mayoría de los seguidores del equipo cuestiona si es el momento de sustituir al gerente general Brian Cashman, quien ocupa el cargo desde 1998, con múltiples contrataciones fallidas, que han costado grandes pérdidas de dinero. El saldo final es que las ganancias han superado con creces a las pérdidas y en el plano deportivo se han mantenido competitivos, aunque no hayan logrado la Serie Mundial en 15 años.
Algo similar ocurre con el manager Aaron Boone, que, a pesar de sus controvertidas decisiones, desde que asumió el mando en 2018, ha clasificado a los play off en 5 ocasiones en 6 temporadas, con un viaje al Clásico de Octubre, que perdió ante los Dodgers, el pasado año.
La justa entra en su segunda mitad, aun queda camino por recorrer, por lo que hay tiempo para aprovechar hasta el 31 de julio en que cierra la fecha de cambios, se deben traer nuevos jugadores que logren llenar los puntos vulnerables, se necesitan al menos dos relevistas de calidad, un abridor de primer nivel y redondear el orden al bate con una tercera base.
Ante este mal momento que atraviesan los Yankees, quiero recordar a aquella persona a la que abandonó un gran amor: “la suerte fue que al día siguiente tuve que levantarme a trabajar, es un nuevo día y el mundo no se detendrá para escuchar lamentos”, al siguiente día hay que salir a ganar.