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Por Eduardo González Rodríguez ()
Santa Clara.- Quisiera que en mi reparto, el José Martí, de Santa Clara, no pusieran más la corriente. Al final las pocas horas que nos mantenemos con electricidad no nos sirven ni para conservar alimentos ni cargar baterías.
No somos, ni seremos jamás, un circuito priorizado, así que la UNE no debería romperse tanto el coco y borrarnos de cualquier sistema de rotación.
Tengo bien puesta la cabeza sobre los hombros y soy incapaz de utilizar sarcasmos o bromas con el sufrimiento de la gente. Lo digo con toda la seriedad del mundo.
Es preferible vivir sin electricidad que envejecer esperando un milagro que, al parecer, no va a materializarse nunca. La incertidumbre es peor que los apagones.
La incertidumbre, la impotencia y la decepción hace más daño que la oscuridad en que vivimos de manera permanente.
Ya nos adaptamos a todo lo que no debería adaptarse un ser humano, así que una raya más al tigre no va a empeorar ni mejorar el estado espiritual de nuestra gente.
Creo que, a estas alturas, quitarnos para siempre la corriente, será, más que cualquier otra cosa, un acto de misericordia.