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OTAOLA, OTRA LECTURA A LAS ELECCIONES DE MIAMI DADE

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Por Javier Bobadilla ()

La Habana.- Ya sé que la noticia del momento es que prohibieron El Paquete, pero ya eso a mí no me preocupa. Junto con la cruzada contra los cuentapropistas, mipymeros y emprendedores, esto es parte de aquella vuelta a los 80’s que les estoy pronosticando desde febrero del 2021.

Y cuando digo los 80’s, me refiero al control extremo y la centralización de la economía, la cultura y hasta el pensamiento, no a la carne rusa por la libreta ni al refresco de botella en la merienda de la escuela.

Prefiero irme unos días atrás, y hacer una breve reflexión sobre las elecciones de Otaola.

Mucha gente se burló de él, y si debo ser sincero, yo me reí bastante con alguna de las burlas. Hay una cosa que tiene Otaola, y es que ha logrado hacerse de enemigos muy creativos. Decía Fito Páez que no es bueno nunca hacerse de enemigos que no estén a la altura del conflicto, que piensan que hacen una guerra, y se hacen pis encima como chicos. Si algo tenemos que aprender los cubanos es que, en la política del primer mundo, la burla no cuenta.

Puede que en Cuba sí. Aquí todo se resuelve dando cuero, y el que llora primero pierde. Allá se resuelve votando. Si antes se rieron o no, es intrascendente.

Mirando la matemática de esto, nos daremos cuenta de que Otaola no salió tan mal como dicen sus detractores.

Primero, hizo una mala campaña. Muy mala, terriblemente enfocada. Para eso se contratan asesores, que te dicen cómo y dónde gastar el dinero. Cobran caro esos asesores, y no se creen cuentos de patriotismo, ni del deber ni de nada. Dicen que Otaola tenía uno bueno, pero yo estoy seguro de que nunca entendió bien de qué iba aquello.

Segundo, los seguidores son una cosa, y los votos, otra muy distinta. Los seguidores de Otaola se componen de cubanos en Cuba -que no votan allá-, cubanos recién llegados de Cuba -que todavía no pueden votar-, y finalmente, cubanos naturalizados, que sí pueden votar, pero no todos están en Miami-Dade. En estas circunstancias, el numerito de los seguidores no dice nada sobre el posible resultado de las elecciones.

Estos fueron los resultados:

D. Levine 163,597 57.93%
M. Cid 64,985 23.01%
A. Otaola 33,252 11.78%
C. Garín 8,333 2.95%
S. Danzinger 5,300 1.88%
E. Rojas 3,608 1.28%
M. Quintero 3,313 1.17%
—————————–
Total 282,388 100%

Ahora, hay que ver que ese total de 282,388 representa el 19 por ciento del total de casi 1,500,000 votantes. En esas elecciones solo votó la quinta parte de Miami-Dade.

Otaola cometió el error de hacer una campaña en español, centrarse en un tema exclusivamente cubano -y para colmo, controversial-, y no tener el apoyo de ningún político.

¿Tenía que hablar inglés Otaola? Depende.

En el condado Miami-Dade están registrados más de 900 mil votantes hispanos. Eso representa más del doble de todos los otros grupos sociales juntos. De estos hay 354 mil republicanos, 226 mil demócratas, 15 mil del Partido Independiente de la Florida, 306 mil no afiliados a ningún partido, y una calderilla perteneciente a partidos chiquitos. Vaya, que en Miami-Dade sobran los votantes que hablan español. No hay que salirse del camino para ir a conectar con la población gringa. No obstante, un poco de inglés no mata a nadie, para que te respeten.

¿A cuantos de estos latinos les interesa hacer de Miami-Dade Territorio Libre de Comunismo Cubano?

También depende. Todo está en vender la idea. El problema es que el puesto de alcalde tiene un foco mucho más amplio. Tiene que venderla, pero complementarla. Así en estado puro, pudiera ser muy buena para hacer una campaña para representante, porque el representante es puramente político, mientras que el alcalde es el administrador de un municipio.

La ganadora, Daniella Levine, es abogada y está trabajando para el Estado de la Florida desde el 1980, cuando Otaola estaba en Cuba y tenía un año de edad. Fue comisionada en 2014 y 2018, y es alcaldesa desde el 2020. Súmesele a eso que tiene de su parte el apoyo de varios congresistas demócratas y un donante súper billetudo y loco por derretir. Todo lo anterior en el séptimo condado más poblado de los tres mil 144 que tienen los EEUU.

A ver si me hago entender:

Que Otaola terminara tercero con 33 mil 252 votos es como que yo -flaco y cojo-, pelee seis rounds contra el campeón mundial de boxeo profesional de +91Kg, termine la pelea vivo, y pierda 5 a 1. Si yo logro eso, lo lógico es irme a entrenar duro, subir de peso y hacerle caso al entrenador. Hacerle caso al entrenador es fundamental.

Todos los números anteriormente mencionados indican que la base de seguidores de Otaola es extremadamente leal, y aunque no va en la dirección correcta para convertirla en una base de electores, tiene mucho espacio aún para trabajar. La alcaldesa ha hecho eso. Se ha acercado a la comunidad latina, y en lugar de hablar, ha escuchado.

Si él tuvo esos números en su primera vez, parado debajo de una mata, gritando por el megáfono que va a mandar a los comunistas para Cuba y a legalizar la mariguana, yo, personalmente, me voy a seguir riendo porque yo me he reído ya de todo el mundo, pero ahora sé que si mete lápiz y saca su cuenta, y se deja de locura y de chanchullo malsano, en la próxima pelea no dará K.O., pero puede ganar por puntos.

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