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Por Manuel Viera ()
La Habana.- Nunca lo he hecho, pero ahora me quiero dirigir directamente a esos que reciben el nombre de opositores. No hay nada malo en oponerse a algo, no hay delito en no comulgar con algo, es un derecho de todo ser humano. Yo no comulgo con las ideas marxistas, con el socialismo, con el comunismo, y es mi derecho.
Para oponerse a algo hay que saber más que nada a que nos oponemos. No se trata de gritar malas palabras y lucir agresivo. Se trata de conocer de verdad y, si no se conoce, si no se tienen herramientas, se trata de autoprepararse, de procurarse esas herramientas.
En materia política el trabajo ideológico es fundamental, por eso el comunismo creó escuelas de cuadros por todo el país.
El trabajo político no sólo es fundamental para el comunismo, es un absurdo pensar así.
La llamada oposición cubana que es políticamente difusa pareciera no entender la importancia de la preparación, del conocimiento. Pareciera no aprender de cada error, de cada caída.
Luce como una carrera muy desorganizada, donde todos quieren correr por el mismo carril. Parece como una contienda por notoriedad, donde algunos buscan medallas y otros se enojan por las medallas que esos se cuelgan.
En ese sentido nunca he sido oposición, siempre he querido estar un paso y hasta varios pasos detrás de todos ustedes. No me interesa la notoriedad. Mi oposición es ideológica, no de egos. Cuando ayudo, callo. El verdadero héroe no lo es para ir por el mundo enseñando su capa.
Ahora bien… sin pedirlo, a lo largo de los años, he sido incluido en grupos de WhatsApp donde están todos ustedes. Nunca digo nada o digo muy poco, sin embargo leo y analizo cada palabra. La mayoría es brete, es chisme, o sencillamente pura jodedera cubana.
Con asombro he podido verme en grupos privados donde pudiera intercambiar a la vez con Ferrer, Avana, Luis Robles, Amelia Calzadilla, Saily, Diasniurca y decenas y decenas de ustedes. Entonces… ¿por qué ventilar públicamente sus contradicciones en Facebook,si cuentan con herramientas para hacerlo a lo interno, en privado?
¿Qué buscan ganar con ello? ¿Por qué exponer sus contradicciones, sus debilidades, sus errores o su baja preparación ideológica a la vista de todos?
Se tenga o no se tenga la razón no se puede salir ganando de eso. No siempre las buenas intenciones bastan para que un resultado sea positivo. Se puede hacer daño o causar daño a terceros aún mostrando muy buenas intenciones. Al actuar así, el daño, la flagelación es inevitable. En eso, esos a los que ustedes dicen oponerse les llevan un siglo de ventaja.
Vivo convencido de que si ahora mismo fuese 1895 y tuviesen ustedes por delante la labor de Martí de preparar la guerra necesaria, ese corojo no se iba a romper. ¡No así!
No importa si están afuera o están adentro, todos, absolutamente todos,tendrían que sentarse y pensar. Mediten, busquen lo positivo y la enseñanza en cada cosa negativa. Siempre la hay y es lo que asegura no seguir pecando de inocentes.
Crucifíquenme si quieren… no pienso entrar en contradicción con ninguno de ustedes. Jamás me han visto o me verán en una de esas. De mí, solo respeto y pocas, muy pocas, palabras, únicamente cuando sienta que lo que digo aporta, sino prefiero callar. Sigo allí sigiloso, observador y paciente. Haciendo el trabajo de la hormiga, ese que parece no terminar jamás, sin ser oposición a nadie al menos no a la moda de otros… metido adentro, en el tuétano de la sociedad cubana. Un paso por detrás de todos ustedes.