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Una mañana de otoño de 1892, cinco jinetes entraron en Coffeyville, Kansas, cubiertos de polvo, con abrigos largos y una peligrosa sensación de destino. Eran la infame Banda Dalton, liderada por los hermanos Bob y Grat, antiguos agentes de la ley convertidos en forajidos.

Su plan era tan audaz como desesperado: asaltar los dos bancos del pueblo al mismo tiempo.

Confiaban en el factor sorpresa, la rapidez y el miedo que su nombre inspiraba en todo el Oeste. Pero Coffeyville no era el pueblo adormecido que imaginaban. En minutos, los comerciantes los reconocieron, la noticia corrió como pólvora y los habitantes se armaron con lo que encontraron. Desde ventanas, tejados y esquinas, comenzaron a disparar.

Los Dalton quedaron atrapados: sus caballos, amarrados en un callejón sin salida, les cerraban la huida. El tiroteo fue brutal. Bob y Grat cayeron junto con Bill Power y Dick Broadwell. Solo Emmett Dalton sobrevivió, herido por veintitrés balas. Fue capturado, juzgado y condenado a cadena perpetua.

Catorce años después, salió de prisión en un mundo que ya no era el mismo. Se mudó a California y decidió reescribir su historia.

Publicó sus memorias, Beyond the Law, y participó en películas mudas que lo retrataban como un testigo privilegiado del fin del Viejo Oeste.

Cuando murió en 1937, Emmett ya no era visto como un forajido, sino como un sobreviviente de otra era.

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