Por Arturo Mesa ()
Atlanta.- Usted debe entenderlo bien, desde que te dicen “la oposición” ya te están manipulando. La oposición en Cuba ha tenido una carga negativa de vínculo con acciones vandálicas y asociadas a patrocinadores desde el exterior. Y hoy, este no es el caso. Ni los términos “oposición” ni “capitalismo” ni “contrarrevolucionario” deberían ser aceptados por quienes asumimos una posición de crítica al manejo de la sociedad cubana actual. Sobre todo los que están adentro.
Precisamente para desunir se usan esos términos y para crear marcas. Si usted está en Cuba y aboga por el cambio, el debate, la inclusión o la presencia de otro partido, usted se llama transición, si acaso. La oposición se da cuando hay partidos existentes y en las condiciones actuales eso no ha sido permitido; usted lo que hace solamente es abogar por un manejo diferente de la economía y de la sociedad, téngalo presente. No deje que le digan «usted pretende retornar al capitalismo». Esa es la frase usada cuando la capacidad mental no da para más análisis o cuando se pretende manipular ya que la mayoría de la población cubana es envejecida y por años ha interpretado esos términos como malos.
A menudo escuchas decir: “Tú lo que quieres es volver a la Cuba del 59”, pero nadie te dice: “Tú lo que quieres es intentar esquemas nórdicos, o asiáticos, o de ciertos países europeos”, que por cierto, son igualmente capitalistas. Ni siquiera te hablan de un cambio desde lo interno. No, dígale que no. No caiga en el absurdo de que antes del 59 había esto o aquello, ya ahí te ganan, dígale que uno lo que quiere es salir de la dictadura de la incapacidad del PCC y hacer que la sociedad funcione desde una propuesta de transición (que por cierto, también es término marcado); desde una propuesta de alternativa a la voz de mando única que ha demostrado tener idolatría por el error. Y no solo idolatría por el error sino idolatría por la acusación contra cualquiera que levante un dedo acusador. Ese es el valor que se le da actualmente al ciudadano: «Eres bueno mientras no digas esto… En cuanto cruces la línea de la crítica arriba te van los bots porque ya descalifican tu valor como ser humano.
Un partido o gobierno en el poder, tiene como promedio solo cuatro años en cualquier esquema funcional para convencer con una propuesta y en estos momentos, ni existe la maldita hora en que se piense defender la moneda nacional, detener la emigración o lograr un mínimo de producciones que genere algo de economía. Y ya vamos para cinco años de descalabro en descalabro.
No. Yo no soy oposición, en todo caso, cuestionamiento. No propiciar condiciones para que el pueblo se alimente o tenga medicamentos pudiera también ser considerado oposición al sistema de justicia social propuesto en el 59 por Fidel Castro. Oposición pudiera considerarse también no garantizar servicios de alumbrado, por tanto de trabajo y fuentes de ingreso; de agua, de higienización, de combustible, así como escudarse constantemente en fuerzas externas ante la incapacidad de hacer funcionar la economía, como corresponde a cualquier gobierno funcional.
Es hora de que la decencia le demuestre a la gente que lo más importante es la gente misma y que habrá que hacer lo necesario para que la gente misma se sienta, pobre quizás, pero respetada en su país de origen. Lo que toca es dictar las pautas de un diálogo nacional, que involucre a las fuerzas que por ley no pueden oficializarse y que existen aunque manipulen el hecho.
Es hora de cuestionarse el papel dirigente del Partido que no logra un día entero de electricidad para todo el país aunque por los últimos 60 años han tenido todo el control de las fuentes energéticas y los recursos para darles mantenimiento y hacerlas funcionar. Mire usted, no hay corriente pero hay planes para campos de golf, desarrollo en las cayerías y un hotel resulta elegido entre los cinco primeros del mundo.
Es hora de dotar al proletariado, al estudiante y al profesor de un poder efectivo para proponer y debatir la transición que se necesita para salir de esta descomunal crisis que promete afectarnos hasta en la genética, y regresar a mejores cifras de aprobación para la siguiente gestión gubernamental. ¿Por qué tenemos que andar por el mundo sin siquiera saber cómo se atiende una mesa en tal o mascual idioma?
No. Yo no soy oposición. Yo soy Cuba, la de un mejor futuro.
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