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Por Carlos Carballido ()
Otra vez, el circo político estadounidense nos regala una función de histeria masiva: Trump bombardea una posición iraní y los progresistas, junto con varios congresistas con el hígado inflamado y el Código Constitucional empolvado, gritan “¡violación constitucional!”. Pero como suele pasar, ladran fuerte y leen poco y lo peor: hacen que miles de estadounidenses ladren mucho mas alto.
Pero aquí estoy para desmontar este nuevo relato. OJO: para desmontarlo no para ponerme en ningún bando ideológico.
La Constitución de EE. UU. en su Artículo I, Sección 8, otorga al Congreso la facultad de declarar la guerra. Pero el Artículo II, Sección 2, nombra al presidente como “Comandante en Jefe” de las Fuerzas Armadas. ¿La diferencia? Una “declaración de guerra” que Trump NO ha solicitado sino que ha sido una acción contemplada también en el propio artículo que no excede 60 días, ni requiere financiación extra y sobre todo bajo el argumento de proteger intereses de EEUU en la región
Los ataques a instalaciones nucleares NO se considera en la doctrina militar como un proceso formal y extenso sino un ataque puntual, táctico o en defensa preventiva y esto, para dolor “esfinterial anal” de muchos, es potestad ejecutiva.
Es decir: cuando en su administración pasada decidió eliminar a un general iraní que orquestaba ataques contra personal estadounidense no requirió que el mandatario le pidiera permiso a Nancy Pelosi ni a Bernie Sanders, que vivieron entre mates de marihuana y pañuelos arcoíris.
Trump no declaró la guerra a Irán. Solo realizó un ataque aéreo dirigido, basado en inteligencia militar, con carácter de autodefensa (recordemos las 10 bases militares cercanas) , lo cual está incluso respaldado por la Resolución de Poderes de Guerra de 1973, que permite al presidente actuar militarmente por hasta 60 días sin aprobación previa del Congreso, en casos de amenaza inminente. ¿Acción Imperfecta y cuestionable ? Puede ser. ¿Usada por todos? También.
Y aquí viene el doble estándar que huele a hipocresía “izquierdoza” vintage: ¿Dónde estaban los gritos constitucionalistas cuando Bill Clinton bombardeó Sudán y Afganistán en 1998 sin permiso del Congreso, dejando decenas de muertos, justo cuando el caso Lewinsky lo tenía contra las cuerdas? ¿O cuando Obama lanzó ataques con drones en Yemen, Libia, Pakistán y Somalia entre 2011 y 2016, matando a cientos, incluidos civiles, sin jamás declarar guerra? ¿O cuando Biden bombardeó Siria en 2021 y 2023 sin pedir autorización ni disculpas?
Entonces, si Trump lo hace: dictador. Si un demócrata lo hace: operación quirúrgica humanitaria. El mismo misil que causa muerte y destrucción, pero con retórica inclusiva y con ideología de género en sus rótulos.
La realidad es que el poder militar del presidente ha sido ejercido así por décadas. Pero claro, si se trata de Trump, cualquier acción —aunque sea dentro del marco legal— será condenada por defecto. Al parecer, la Constitución es como la ciencia biológica y genética para la izquierda: solo importa cuando les conviene.