Por Miryorly García
Cotorro.- Se me acaba de ir de nuevo la electricidad. Y soy dichosa en comparación con muchos otros cubanos. Tanto ayer como hoy he tenido electricidad al menos de día por horas.
El agua sí se me puede acabar si no la ponen hoy. Y lo que se me acabó hace rato fue la paciencia. Y lo que nunca he tenido es confianza, esa que piden como si fuera una broma macabra.
Yo nací en una casa donde la esperanza estaba depositada únicamente en el cambio, una esperanza que se veía siempre como milagro pero que no se ha perdido nunca. Doy gracias a Dios por esa suerte, por los abuelos valientes que me criaron. Un día yo quiero ver cumplir sus sueños de libertad.
Hoy es 20 de octubre, un buen día para hacer sonar lo que queramos en la noche como si fueran campanas, buscando luz en la oscuridad.
¿Hasta cuándo vamos a seguir rendidos, sumisos, inertes? ¡Basta ya!
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