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Por Víctor Ovidio Artiles ()
Caibarién.- Resulta que siempre me dijeron que la suerte era una especie de encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual, una circunstancia de ser, por mera casualidad, favorable o adverso a alguien o algo lo que ocurre o sucede, y ahora se me aparece la Física Cuántica con otra teoría.
Según ellos no depende del azar sino de patrones ocultos en el universo. Vaya, para que me entiendan, hace un mes mandé una transferencia de cinco mil pesos por Transfermovil y desapareció sin dejar rastro.
Primero pensé: «La madre que los parió. Nada funciona. Coño de su madre. Es una mierda el tareco de Transfermovil este. Seguro me cogen el dinero». Luego, ya más calmadito, me dije: «Que mala suerte tienes, asere. Todo te pasa».
Pues no, compañero. Ni son tan incapaces los de la banca electrónica ni yo soy fatal. Todo se debe a patrones ocultos en el universo. En alguna esquina de la galaxia, algún patrón escondido, decidió joderme cinco mil pesos. Seguro que el muy cabrón conoce la crisis de generación y que el banco de Caibarién siempre está cerrado. Vaya, que ni Billy el Niño iba a poder robarlo.
Así me pasa con varias cosas de la vida y yo culpando al azar, al muchacho del catao, al de Acueducto, al de Comunales, a los inspectores y a otra pila más y como diría el poeta Tito el Bambino era «El Patróóón».