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Por Oscar Durán
La Habana.- Ramiro Valdés Menéndez acaba de cumplir 93 años. Si me preguntaran, hasta los 120 años no va a parar. Es cuestión de mirarlo, con esa cara de canalla mafioso. A mis 39 años, yo luzco más avejentado y, a este paso, pareceré su papá en par de años más.
Toda esta gentuza se da una vida de lujo, mientras el cubano que no consiguió 10 mil dólares para conocer los volcanes está comiendo alambres de púa y pan con moho. Una vida de mierda llevamos todos, viendo cómo la cúpula se ríe de nosotros en la mismísima cara.
A los 93 años, ni tú, ni yo vamos a llegar. Para eso se necesita condiciones, alimentación de primera, cero estrés y mucho, mucho dinero. Todo eso le sobra a Ramiro, a quien Raúl Castro le ha dado la tarea de chequear el tema de la electricidad en Cuba porque el ministro soplatubos está acabando con Troya.
Valdés Menéndez no va a solucionar los apagones en la isla, al contrario, el déficit de generación seguirá aumentando como mismo aumenta su edad. Todo es una burla, menos la salud de estos sinvergüenzas. Eso sí que no da gracia. Entre Raúl Castro, Guillermo García, Machado Ventura y Ramiro suman 377 años.
Por cierto, el Puesto a Dedo no se quiso perder el cumpleaños del Carnicero de Artemisa y le envió una felicitación por X donde derramó dosis de cursilería y babosería, fiel a su estilo de lamebotas: “Los desafíos son mayores cuando se tiene enfrente a los históricos, actuando con la misma energía del momento en que entraron a la historia”.
Toda esta cochambre algún día va a acabar. Ni una calle van a tener a su nombre. Su legado se va a recordar como lo que son: asesinos. Ustedes de históricos no tienen nada.
Disfruten el poco tiempo que les queda, porque en el infierno no van a gozar de tantos privilegios.