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MORIR SOLO EN CASO EXTREMO

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Por Patxi Morales ()

Santa Clara.- Me voy a robar el título de una novela del escritor búlgaro Bogomir Rainov para hacer referencia a lo duro que resulta en Cuba lidiar con la muerte de un ser querido, y para lanzarle un pedido a los míos: mueran solo cuando no quede otra opción. Se los ruego.

Ahora no recuerdo si alguna vez me leí ‘Morir solo en caso extremo’. Si lo hice no dejó huella alguna, porque no podría hacer ni una pequeña sinopsis, pero el título se me ha quedado en la memoria para siempre, como se quedará en la de muchos cubanos todo eso que enfrentan cada vez que un familiar enferma.

Puede ser una imagen de cama fríaEn la Cuba de hoy, todo lo que ocurre desde que una persona es considerada muerta, hasta que es colocada en el sitio donde va a descansar eternamente, es una odisea y solo los que lo han sufrido pueden dar fe de ello.

Si la persona muere en casa, es normal que el médico que tiene que emitir el certificado para que comience el proceso del entierro, demore horas en llegar. O no hay médicos, o no hay transporte en el cual mover al doctor hasta el lugar. Juro que me duele hablar de estas cosas, pero es literalmente así.

Luego no aparecen féretros a la medida. Y a veces no aparece ninguno. Un amigo que vive en Tapaste, en la provincia de Mayabeque y que estudió conmigo en la universidad, me contó hace poco que a una mujer que falleció hace unos meces cerca de su casa, querían cortarles las piernas por las rodillas para que cupiera en un ataúd que estaba destinado para niños, porque no había para adultos.

Una cubana carga en carretilla con su marido muerto | DIARIO DE CUBATampoco hay carros fúnebres. Hemos visto mover cadáveres en todo tipo de transportes, desde una carretilla de albañilería hasta un tractor, pasando por bicitaxies, guarandingas, encima del capó de un auto, un carretón de caballos, en andas, como se hace en algunos lugares del mundo aún.

Y muchas veces no hay quien realice el entierro. En unas, como ocurrió en Manicaragua hace unas horas y cuyas fotos muestro, porque no hay sitio, en otras porque no aparece el sepulturero, o porque no hay condiciones, porque nadie las ha creado.

Y lo peor de todo es que los camposantos, otrora lugares limpios, siempre pintados, sin malezas, se han convertido en vertederos de huesos y maderas podridas (tengo fotos pero no las mostraré), donde muchas veces pastan con tranquilidad caballos y otros animales domésticos, llevados hasta allí por los vecinos.

Puede ser una imagen de 3 personasTambién hay que recordar que en las funerarias, en la mayoría de las ocasiones no hay electricidad, el calor es agobiante, las capillas están sucias, no hay asientos, y ni hablar de encontrar flores, por ejemplo, amén de tener que soportar enjambres de mosquitos, y hasta cucarachas.

Mi consejo para las familias que puedan es que dediquen algún lugar de sus patios para enterrar a sus familiares queridos. Destinen una pequeña parcela para esa funciones y eso les ahorrará tiempo y sufrimientos. Ilegal no es, porque en la finca de Birán están enterrados los padres de los Castro, y allí no hay cementerio particular.

Sin embargo, el mejor de los consejos es que no mueran, que intenten sobrevivir a toda costa, y solo dejen este mundo en caso extremo, como el título de la novela de Bogomir Rainov, porque, además del dolor por la pérdida del ser querido, la familia vive momentos muy tensos, como consecuencia de la inoperancia de un gobierno que lo acaparó todo y que ahora no tiene soluciones para nada.

 

 

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