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Por Manuel Viera ()
La Habana.- Respeto mucho el derecho de cada quien a desfilar el primero de mayo. Respeto el derecho de quienes lo hacen por convicción, por ideales, incluso el derecho que tienen aquellos que lo hacen para proteger su trabajo, su estatus o su posición económica.
Lo respeto tal cual se debe respetar el mio a no hacerlo.
¡Yo no marcho! Vivo bajo el convencimiento de que se deben celebrar los resultados más allá de los esfuerzos.
No desfilo porque no tengo motivos para desfilar después de 65 años de Revolución.
El hambre, la miseria, la escasez, los apagones y la mala gestión gubernamental… no se celebran.
La tosudez, el capricho, la terquedad, la incapacidad de negociar, la baja capacidad de gestionar bienestar y el altísimo uso de la justificación del bloqueo para encubrirlo todo no me permiten celebrar.
No puede celebrar tampoco quien, por decir verdades y por su ideología, no tuvo permitido seguir ganando méritos por lo que realmente importa o tendría que importar: su capacidad de trabajo.
Si hoy los cubanos tuviesen alimentos y agua en sus viviendas, si en vez de construir la Torre K se hubiese construido un nuevo bloque térmico generador de electricidad, si la inflación hubiese disminuido, si las ideas no fueran las mismas que han hundido el país, estaría allí.
También si no se hubiesen cometido tantas veces los mismos errores, si tres millones de cubanos hubiesen regresado a los brazos de sus madres y sus hijos en un país verde esperanza, o si no se intentara cubrir la realidad con falso triunfalismo.
Lo mismo si no me luciera cada día más ilógico y absurdo el trabajo ideológico con el que pretenden sustituir la productividad, si no resultara más importante un cuadro político improductivo que un campesino liberal, si los ancianos cobraran pensiones justas y no estuvieran en la miseria.
O si el periodismo no recibiera órdenes, si mi padre no hubiese muerto con los ojos tristes…. ero yo no desfilo porque no tengo un solo motivo para hacerlo. Es mi derecho y tal cual respeto el tuyo, debe mi derecho también ser respetado.