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Por Fernando Clavero (Enviado Especial)
París.- Mijaín López venció por 3-1 al iraní Amin Mirzazadeh y se coló en las semifinales de los 130 kilogramos del torneo de lucha grecorromana de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Hasta ahí todo normal. O no. Porque el cubano desembarcó en París con el firme propósito de ganar su quinta medalla de oro olímpica, y ya sabemos que cuando él se propone algo, no para hasta conseguirlo. Sin embargo, tiene 41 años y el rival en cuartos, el iraní Amin Mirzazadeh, era un rival temible.
Pero se las arregló el de Herradura, y venció al que la revista especializada Sport Illustraded daba como gran favorito al título. Eso abre el camino al cubano, que ahora mismo tiene con pucheros anales al presidente y al resto de los políticos, que intentan sacar rédito de lo que ocurra en esta ciudad, pero hasta ahora han tenido poco de donde agarrarse.
El presidente impuesto ya lo felicitó, dijo que había entrado en la historia de Cuba y Gerardo Hernández, el espía y presidente de los tristemente célebres CDR, prepara una regadera gigante y el llamado Premio del Barrio, para el que ya consideran pentacampeón olímpico.
Política es política y para eso quedará Miajín López, a quien le regalaron una casa en el exclusivo reparto Kholy y le han cambiado varias veces el auto, hasta el último que le dieron, un Mercedes Benz. De uso pero Mercedes al fin, aunque no similar al de Sandro Castro.
Un oro, al menos un oro, podría «salvar» a la delegación olímpica de Cuba, que ahora mismo vive sus peores momentos desde los Juegos de Tokio 1964. Y eso esperan los Díaz-Canel y sus acólitos en el gobierno. Y aunque Mijaín solo está en semifinales, ya ellos lo dan como ganador.
En otro momento, yo hubiera querido que ganara, pero desde que golpeó a un exiliado cubano en Santiago de Chile, cuando los Panamericanos, porque el chico gritó «Patria y Vida», solo deseo que pierda siempre, aunque no estoy seguro de que sea posible.