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México DF.- A sus 70 años, Regla Martínez se marchó de Cuba para reunirse con su hija y sus nietas en Estados Unidos, pero finalmente decidió llegar solo hasta México por la campaña contra los migrantes del presidente Donald Trump.
Un día Martínez tomó un chárter desde La Habana a Managua, desde donde siguió al norte en autobús junto a decenas de otros migrantes cuyo destino es incierto.
Niurka Lombera también ha descartado ir a Estados Unidos, aunque allá vive su hija de 24 años.
«No me preocupa llegar allá en este momento, quiero quedarme en México, a donde mi hija pueda venir a visitarnos», indica a la AFP.
Los cubanoos eran migrantes privilegiados en Estados Unidos después de la revolución de 1959, pero sus beneficios se fueron limitando paulatinamente en los últimos años.
Ahora son tratados sin ninguna consideración por Trump, que puso en pausa los beneficios de programas humanitarios creados por su antecesor, Joe Biden, para migrantes de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Haití.
El gobierno de Trump también militarizó la frontera con México para impedir el ingreso irregular de migrantes y anunció que revocará el estatus legal de medio millón de personas de esos países.
El presidente de EEUU les dio semanas para marcharse de Estados Unidos.
Asimismo, ha enviado a medio millar de migrantes, mayoritariamente asiáticos, a Costa Rica y Panamá, que sirven de «puente» para deportados de otros países.
También mandó a El Salvador a más de 200 venezolanos a los que acusa -sin aportar pruebas- de ser criminales. Ahora están presos en una cárcel de máxima seguridad.
De enero a marzo, México recibió más de 8.000 solicitudes de refugio de cubanos, más de la mitad del total de pedidos, de acuerdo al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
En 2024, México recibió 17,884 solicitudes de refugio de cubanos de un total de 79.000, según cifras oficiales mexicanas.
El migrante cubano Misael Soto, de 39 años, también está resignado a quedarse en México, aunque tiene amigos que podían recibirlo en Las Vegas y Miami.
Otros llegan al Centro de Atención del Migrante, en Honduras, donde los funcionarios hondureños revisan sus pasaportes y les proporcionan salvoconductos para seguir viaje.
En voz alta, el jefe del Centro, alcalde Roger Núñez, les pide que tengan el «pasaporte en mano» y les advierte que tienen cinco días de plazo para «salir a Guatemala».
El oficial indica a la AFP que los cubanos con «solvencia» económica llegan a «Nicaragua vía aérea», antes de seguir por tierra rumbo al norte.
El billete aéreo desde La Habana a Managua vale 1.700 dólares, según un migrante cubano.
Hasta 2024, cientos de miles de migrantes atravesaban Honduras en busca del sueño americano, pero este año la cifra ha caído, debido al temor a las deportaciones.
«Estamos atendiendo hoy un 10%» de los pasaban el año pasado, indica el alcalde Núñez.
Según el Instituto Nacional de Migraciones, desde enero hasta el 6 de marzo ingresaron a Honduras 8.784 migrantes, de ellos 3.448 cubanos.
En 2024 fueron 369.258 viajeros, incluidos unos 60.000 cubanos, según el Instituto.
Ahora existe en Honduras un flujo migratorio inverso, principalmente de venezolanos y colombianos que regresan hacia sus países al frustrarse su anhelo de llegar a Estados Unidos.
También han aterrizado en Honduras algunos aviones estadounidenses con deportados venezolanos procedentes de la base naval estadounidense de Guantánamo, en Cuba,quienes luego abordaron otras aeronaves para seguir a Caracas.