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Por Jessi Ulloa ()
Nueva Paz.- Salvador Valdés Mesa, vicepresidente de Cuba y miembro del Buró Político del PCC, llegó a Nueva Paz para el acto del 26 de julio como si la provincia no estuviera sumida en el caos. Convocaron a personas —unas de blanco, otras de rojo—, corearon consignas vacías y repartieron carnés de militantes del PCC como si fueran salvoconductos para ignorar la realidad.
Mientras, en Mayabeque, las ambulancias del Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) son un chiste macabro: vehículos desvencijados que llegan tarde o nunca. Esto ocurre en una provincia donde los hospitales carecen de medicinas y los ancianos mueren en el olvido.
El nuevo primer secretario del PCC en Mayabeque, Edelso Antonio Ramos Linares —un marxista-leninista de manual—, reinauguró con pompa un servicio del SIUM en Nueva Paz. Lo presentaron como un logro revolucionario. Sin embargo, basta caminar 500 metros fuera del acto para encontrar calles destruidas, escuelas sin luz y bodegas vacías.
El mismo sistema que presume de «garantías sanitarias» es el que deja a los pacientes esperando horas en camillas oxidadas. Mientras, los funcionarios posan sonrientes junto a ambulancias que, en cualquier otro país, estarían en un desguace hace mucho.
La dirección provincial de Salud tuitea «#CubaEstáFirme», pero calla que los hospitales mayabequenses son almacenes de desesperación: sin antibióticos, sin analgésicos, sin dignidad. El SIUM, que teóricamente debería salvar vidas, es un espejismo más.
Las ambulancias, cuando funcionan, son ataúdes con sirena: sin equipos, sin combustible, sin personal capacitado. Y mientras, el gobierno gasta recursos en pintar fachadas y coreografiar aplausos para sus mítines.
La corrupción, claro, campa a sus anchas. El mismo día que Valdés Mesa hablaba de «unidad», circulaban denuncias de desvío de alimentos destinados a escuelas y hogares de ancianos. Los mismos que visten de rojo en los actos son los que revenden leche en polvo en el mercado negro. Los mismos que juran lealtad al «socialismo» son los que tienen sus hijos estudiando en el extranjero.
Las grandes mipymes de la provincia son propiedad de la exgobernadora Tamara Valido. Estas son administradas por testaferros suyos y de su esposo, un militar de alto grado.
Mayabeque es el resumen perfecto de Cuba: un país donde la propaganda sustituye a los hechos. Aquí, los discursos ocupan el lugar del pan. Los ancianos —los que construyeron esta revolución— hoy piden limosna frente a farmacias vacías.
El acto del 26 de julio fue otra farsa, otro intento de vender normalidad donde solo hay ruina. Ni el blanco de las camisas ni el rojo de las banderas pueden tapar el verdadero color de Mayabeque. Este es el gris del abandono, el negro de la miseria, el rojo oscuro de la sangre que se pierde en la indiferencia.