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Por Pedro Monreal (El Estado como tal)

La Habana.- La cuarta mesa redonda sobre el tarifazo evidenció que los funcionarios de ETECSA no diferencian victimismo de responsabilidad. Dicen que la empresa es víctima de “fraudes”, que admiten no saber suprimir, pero ¿puede ser tan inepto un monopolio estatal?

Los funcionarios de ETECSA intentan “pelar la cebolla” para aclarar. Sin embargo, lo que hacen es crear más dudas. El 1ro de junio se habló de pérdidas de “más del 60% de sus ingresos provenientes del exterior debido a fraudes relacionados con las recargas internacionales”.

Entonces, se denunció un “esquema fraudulento que opera desde el extranjero” con plataformas no autorizadas. Estas venden servicios en divisas que se retienen en el exterior. Además, acreditan los saldos a ETECSA pagando con pesos en Cuba.

Aquella “explicación” inicial no especificó el monto de pérdidas por fraude ni el período relevante. Se le atribuyó 60% de la reducción de ingresos. Se sabe que entre 2020 y 2023 la pérdida de ingresos por exportaciones totales de telecomunicaciones fue de 695 millones USD.

Cada intervención deja más dudas

No queda claro si la funcionaria de ETECSA se refirió el 1ro de junio a 60% de 695 millones USD o a 60% de otro indicador. ¿Qué justificaría la demorada reacción de ETECSA ante ese descalabro de gran escala? Es algo que debería aclararse.

Lo que se “explicó” el 1ro de junio no tendría que ser necesariamente un “fraude”. Parecería ser más un caso de “arbitraje”, es decir, oportunidad de lucrar con diferentes precios de un activo. Esto, a no ser que estuviese contractualmente prohibido al operar con ETECSA.

Obviamente, ese tipo de “arbitraje” tiene como trasfondo las torceduras del sistema económico de Cuba. Entre ellas: poca capacidad de respuesta de oferta, débil especialización internacional. También inflación, multiplicidad monetaria y cambiaria, y ausencia de mercado cambiario funcional.

Es aquí donde entra el embrollo de la cuarta mesa redonda. Dijeron que “pese a los grandes esfuerzos, los ingresos internacionales siguieron decreciendo”. En otras palabras, ETECSA ha funcionado con un resquebrajado modelo de negocios con rendimiento decreciente de la inversión.

Parece una tragicomedia

La ocurrencia del gobierno ha sido ordenarle a ETECSA el reajuste de ese modelo de negocios. ETECSA debe dedicar un por ciento mayor de sus capacidades a la captación de divisas. Esto, a costa de restringir la demanda en moneda nacional con tarifas excesivamente altas.

Las “explicaciones” de ETECSA adquirieron tintes de tragicomedia. Dicen que, a pesar de haber tomado acciones contra el “fraude”, reconocen que se les hace prácticamente imposible erradicarlo por completo.

Dicho de otra manera: los ciudadanos que paguen excesivas tarifas en moneda nacional facilitarían un modelo de negocios de ETECSA con salideros en divisas. Esto ocurre porque ese monopolio estatal se declara incompetente para controlar algo a lo que llaman “fraude”.

ETECSA tiene preguntas que aclarar

ETECSA declara de manera fatalista que “el fraude muta y se reorganiza”. Sin embargo, no explica de qué manera y con cuánta efectividad ETECSA debería mutar y reorganizarse. Esto debería hacerse para proteger los recursos del pueblo cubano, pues constitucionalmente no son recursos propios de ETECSA.

Entonces ETECSA debería aclarar estas preguntas: ¿Cuál es la proyectada magnitud de los salideros en divisas que son incapaces de evitar? ¿Cómo se compararían esos salideros con los de empresas de comunicaciones en otros países?

Lo que necesitan los ciudadanos cubanos no es un monopolio estatal quejándose como víctima de un “fraude” externo. Necesitan una entidad que pueda ofrecer un servicio básico interno. Este servicio debería tener un costo acorde a los salarios y pensiones del país.

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