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Por Jorge Sotero ()
La Habana.- Los voceros del castrismo -todos- quieren que uno les crea ciegamente. Insisten en promesas y frases hechas con la intención de que los hombres y mujeres de a pie mantengamos al menos un ápice deesperanzas. Pero ya es un poco tarde.
A los cubanos nos han engañado todo el tiempo. Nos prometieron el paraíso desde el mismo enero de 1959. Nos dijeron que lo que vendría sería el Edén. Una vida cuasi celestial, llena de esfuerzos sí, pero compensada con comodidades. Solo había que trabajar, porque del resto se encargarían los iluminados que ascendieron al poder.
Nos insistían cada año, a cada hora, en la necesidad de sacrificarse, en la importancia de la revolución y la patria. Y algunos confundimos aquellos términos con la dirigencia. Así fue siempre y así sigue siendo para algunos.
Incluso, cuando Raúl Castro se aburrió de sus 10 años como presidente autonombrado, tras la debacle de salud del hermano, y decidió nombrar -a dedo- a Díaz-Canel como su sustituto por otra década, el recién llegado no se cansó de anunciar tiempos mejores.
Luego del primer traspiés, anunció un año siguiente mucho mejor. Así hizo del segundo al tercero. Y de este al quinto. Y luego al sexto. No cabía dudas, alguno de esos años tenía que ser mejor, pero la realidad fue diferente: cada uno era peor. Mucho peor.
No me voy a meter ahora en esas cosas. Acá les voy a dejar un vídeo de Ma Chete, que me encontré por casualidad en Facebook y que refleja a la perfección el mundo de promesas en el que hemos vivido, y a lo que hemos llegado.
Ver vídeo: (https://www.facebook.com/eduardo.diazdelgado.9/videos/1750738705523756)
El vídeo vale la pena verlo. Y no, no hace referencia a aquella frase antológica del ya difunto líder de que «Pinar del Río no volverá a conocer ya los apagones», que ahora parece un presagio salida del pico de un ave del agüero.
No. En el vídeo verán las promesas de mejoría hechos por el presidente actual, ministros, directores de la empresa eléctrica… una recopilación genial, amenizada por la voz lúgubre de Bernardo Espinosa, que nos muestra las ilusiones que intentaron sembrar.
Nos llenaron -a algunos, pienso- de esperanzas. «Desde finales de 2022 no habrá más apagones», «protegeremos las horas de descanso de las personas que trabajan», o los problemas eléctricos serán parte del pasado».
Sin embargo, todo ha ido a peor. Y no solo ha ido, no. N se trata de que llegó hasta acá la caída desenfrenada en un pozo sin fondo, sino que seguirá hacia adelante, a pesar de las promesas relacionadas con unos parques solares que no ilusionan a casi nadie. O sí: a los mismos de siempre.
El vídeo vale la pena verlo. Enseña más que todas las charlas que puedan darnos esos que cada día nos dicen que no creamos más en estos farsantes. Sí, porque la cúpula está llena de ellos, y de ahí hacia abajo se multiplican por miles.
En Cuba, el que tiene un trabajo donde puede robar para vivir -digamos, por ejemplo, que trabaja en un hotel-, o un auto para vender la gasolina, no lo suelta, y hace y dice lo que sea necesario.
Hay que prestarle atención a estos vídeos que nos regalan las redes sociales. En ellos uno aprende más que en una vida de lecturas de los medios del gobierno. Allí, al menos, la verdad se puede encontrar con claridad, de forma descarnada, fácil de entender.
En los libelos del Partido Comunista, en sus emisoras y televisiones solo prolifera el engaño y la mentira. Mentiras y más mentiras, para que el rebaño que formamos esté tranquilo y los pastores y sus lobos sigan dándose la buena vida.