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TRUMP TOCÓ A GUANTÁNAMO CON LIMÓN

EL MENSAJE DEL «INFANTE» MALCRIADO

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Por Anette Espinosa ()
La Habana.- Manuel Marrero, el hombre que Raúl Castro nombró como primer ministro de Cuba para una década, cree que aún es titular de la cartera de turismo e insiste una y otra vez en que es obligatorio sacar adelante el sector, porque cree que es la única vía de obtener divisas.
La semana anterior, Marrero hizo referencia a la importancia de que la llamada industria sin humo diera un salto adelante, y este domingo, en el centro recreativo La Ferminia, donde acudió al homenaje a un grupo de trabajadores del ramo, insistió en lo mismo, continuó con su cantinela.
En la Ferminia, según Granma, Marrero estuvo acompañado por otro de los gordiflones del castrismo, Ulises Guilarte, y aprovechó la ocasión para decir que era necesario darle prioridad a la actividad hotelera.
Incluso, insistió en la urgencia de buscar soluciones a partir de la ciencia y la innovación, si se quiere ser competitivos y convocó a perfeccionar métodos y generar más ingresos, así como a rediseñar productos, fortalecer la actividad de negocio, consolidar encadenamientos productivos y potenciar la autogestión.
No dijo, eso sí, que a pesar de que febrero ha sido siempre el mes más importante en cuando a la llegada de visitantes, el que recién acaba de terminar no sobrepasó el 30 por ciento de ocupación en los hoteles del país, lo cual dice mucho de lo bajo que ha caído el país como destino para visitantes extranjeros.
Justo cuando inauguran un enorme hotel en la capital cubana, pasando por encima de otras necesidades y otros sectores que merecen inversiones, el turismo está en su nivel más bajo, y aún así Marrero, su gobierno y los que están por encima apuestan a que sea la llegada de extranjeros la que resuelva la crisis enorme en la que está sumido el país.
Ese índice inferior al 30 por ciento en la ocupación hotelera llevaría a la quiebra a cualquier compañía en el mundo, pero en Cuba insisten, sobre todo, porque el pago en salarios es insignificante, por ejemplo, porque con ese por ciento, incluso, basta un día de trabajo de un hotel para pagar a todos los trabajadores el mes completo.
El gobierno cubano apenas destina fondos a inversiones en la agricultura, a la educación o a la salud, mientras las personas se mueren de hambre, no hay leche para los niños ni medicamentos, y el turismo sigue siendo el centro de toda atención.
Tan prioritario es el turismo y sus hoteles, que para inaugurar la Torre K hicieron una instalación de agua directa desde el acueducto al hotel, lo mismo que cuando fueron a inaugurar los de Prado, y el de Prado y Malecón.
Jamás, en 65 años, hicieron inversión alguna para llevar agua a los habitantes de las zonas bajas de El Vedado, donde el agua llegaba en pipas día tras día.
«¿Qué más podemos hacer que nos permita recuperar el turismo en medio del escenario de economía de guerra que vive la nación? ¿Cómo romper ese círculo vicioso de que, por falta de financiamiento, existen problemas en la calidad de los servicios? ¿Cómo fortalecemos de verdad la locomotora de la economía cubana?», dice el libelo del partido comunista que se preguntó Marrero.
Las respuestas a las tres preguntas, se pueden resumir en una: váyanse, renuncien, dejen el país, convoquen a elecciones, permitan que los cubanos sean dueños de su destino. Así de sencillo.