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Machado Ventura llama a Raúl Castro para volver a filas

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Por Max Astudillo ()

La Habana.- Qué tiempos aquellos en que José Ramón Machado Ventura, el eterno segundo de Raúl Castro, decía aquello de que «nunca me preocupó el salario» mientras cobraba en divisas y el pueblo comía moringa. Ahora, con la nueva reforma de pensiones militares, el nonagenario más famoso de Cuba después del Floridita ha recibido una llamada urgente: «Compañero, la patria necesita que vuelva a filas». Y eso que el hombre ya no distingue entre el uniforme verde olivo y su pijama de cuadros.

Pero cómo culparlo. Con la pensión actual, a Machado Ventura no le alcanza ni para comprar una caja de Aspirina Forte en la farmacia militar. Y eso que, según la nueva ley, los veteranos con cincuenta años de servicio pueden cobrar hasta el 90% de su último sueldo. Claro, habría que preguntarle a él cuál fue exactamente su último sueldo, porque en Cuba los salarios son como los partes del Comité Central: nadie sabe muy bien cómo se calculan, pero siempre terminan siendo insuficientes.

Lo mejor es que la reforma permite a los jubilados reincorporarse «por interés de la institución». ¿Y qué mayor interés puede haber que un exvicepresidente que todavía sabe dónde están enterrados los expedientes de medio PCC?

Imaginen la escena: Machado Ventura, con su andar de tortuga biónica, tratando de subir al tanque que usó en la Sierra Maestra, ahora convertido en monumento. «No, compañero, no es para una foto, es que me han llamado otra vez al servicio».

Vestido de militar con culeros

Y no sería raro ver pronto a Raúl Castro firmando su reingreso. Total, si ya permiten cobrar pensión y salario a la vez, ¿por qué no? Él siempre dijo que «el socialismo no se cae, se reconstruye». Pues nada, a reconstruirlo desde adentro, con los mismos de siempre, pero esta vez con doble sueldo. Eso sí, con la condición de pasar los exámenes médicos. Algo complicado para alguien que tiene más años que el Palmar de Arango y menos movilidad que la economía cubana.

Lo más gracioso es que, según el decreto, las pensiones se suspenden si el beneficiario «no cumple las indicaciones facultativas». O sea, si Machado Ventura se niega a tomar sus pastillas para la presión, se queda sin su 90%. Tremendo dilema: ¿obedecer al médico o al ministro de las FAR? En Cuba, hasta la jubilación es un acto de fe revolucionaria.

Así que ya saben: si ven a un señor de 93 años con boina, pampers y uniforme, perdido en el Ministerio de Defensa, no se alarmen. Es solo Machado Ventura, reclamando su puesto. Al fin y al cabo, como él mismo diría: «En Cuba, nadie se retira, solo hace pausas tácticas». Y con esta reforma, hasta las pausas tienen sueldo doble.

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