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LULA NO QUIERE SABER DE DICTADORES

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Por Mauricio de Miranda Parrondo

Cali.- De acuerdo con la agencia EFE, el presidente brasileño Luiz Inázio Lula da Silva ha dicho que ya él no sabe si Ortega hizo «una revolución contra Somoza porque quería el poder o porque quería mejorar la vida de su pueblo». En mi opinión, es clarísimo lo primero. Él y su mujer son obsesos con el poder.

Lula trató de hacer gestiones a solicitud del papa Francisco para que Ortega liberara al sacerdote Rolando Álvarez. En la misma nota, EFE cita que Ortega no le atendía el teléfono al mandatario brasileño y este decidió no hablar más con él. 

El 19 de julio el embajador brasileño no asistió a la celebración por el aniversario de la «Revolución» y en consecuencia, el nuevo dueño de Nicaragua decidió expulsar al embajador de Brasil, a lo que el país sudamericano respondió expulsando a la embajadora nicaragüense. 

No sé cómo Ortega y Murillo tienen la cara tan dura de hablar de «Revolución» cuando han perseguido a todos los revolucionarios que se han opuesto a sus disparates autocráticos. Dora María Téllez fue perseguida, apresada y expulsada del país; Ernesto Cardenal fue perseguido y hostigado hasta su muerte; Sergio Ramírez también ha sido perseguido y debió exiliarse. Su propio hermano, el ex-comandante de la Revolución, Humberto Ortega, ha sido acusado por su «hermanísimo» como vendepatria y defensor de terroristas, porque le solicitó la liberación de opositores. El «Comandante Uno», Hugo Torres, murió en las mazmorras de Ortega en condiciones muy sospechosas. Y solo estoy mencionando a algunos que eran parte del movimiento sandinista, no he incluido en esta lista a la familia Chamorro y a muchos demócratas nicaragüenses que no hicieron parte del movimiento sandinista».

¿Quién ha sido el verdadero traidor del «Sandinismo»? Ortega. Es el caso de una historia demasiado repetida en esta América nuestra de quienes se creen que están llamados a ejercer el poder eternamente y usan a sus pueblos y usan a sus camaradas  honestos para cumplir sus objetivos personales y después traicionar esas mismas revoluciones que algún día dirigieron o en las que participaron. 

Lula, por cierto, se ha manifestado favorable a que haya una «alternancia en el poder», porque es «lo más sano» para una democracia. Obviamente eso no cuenta para los países que no son democracias en donde quienes detentan el poder se consideran «ungidos» para gobernar eternamente. Hasta un día.

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