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LOS QUE PIDEN LIBERTAD, LA NECESITAN

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Por René Fidel González ()

Santiago de Cuba.- Los que ejercen el poder en una sociedad y entronizan la desigualdad política de sus ciudadanos como una forma de monopolizarlo, concentrarlo y retenerlo para ellos, necesitan ocultar que la base de su paradigma de poder, su núcleo ideológico central y la condición imprescindible de su funcionamiento y éxito es el logro de la obediencia.

El vacío que deja la igualdad política se puede ocultar durante un tiempo, incluso durante mucho tiempo, con la obediencia. Rituales de participación política servirán y serán eficientes durante prolongados periodos para ocultar la ausencia de derechos y libertades políticas, también la exclusión, discriminación y persecución política como resultados claves para el poder.

En cambio, cuando la obediencia se degrada, a menudo como un proceso consustancial a la degradación que experimenta el propio poder, el vacío que deja la simulación no puede ser ocultado.

El problema de los sistemas políticos que ya no pueden funcionar sobre la base del logro de la obediencia y que por esto empiezan a funcionar -o continúan haciéndolo- a partir de la simulación de la obediencia de sus destinatarios, es que para ese momento se sustentan ya en un poder absolutamente débil.

La simulación de la obediencia como práctica social, recurso y estrategia política válida, llega finalmente a convertirse al interior de estos sistemas políticos, sus instituciones y los roles que dentro de ellas se desempeñan, en una cultura de simulación de su coherencia sistémica, de la lealtad, unidad política y de destino, de sus integrantes y operadores, frecuentemente avalada por beneficios, recompensas y privilegios.

Cuando estos procesos se instauran y consolidan producen entonces una paradoja de la autenticidad política: mientras más eficiente sea la cultura de simulación al interior del sistema político, más auténticas serán las demandas políticas de los ciudadanos.

Esto es un patrón que se ha repetido una y otra vez a lo largo de la historia del poder: si te piden libertad no es solo porque la negaste e impediste a los otros, es porque ellos la necesitan. Esto aplica para cualquier demanda.

En política lo auténtico es lo que se necesita.

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