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LOS NIÑOS CUBANOS NO TIENEN FUTURO

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Por Manuel Viera
La Habana.- A inicios del curso escolar, los mueleros decían: «este año será de perfeccionamiento del sistema educativo cubano». Pues na’, les tengo que decir que lo están haciendo muy bien. Este curso está resultando peor que el anterior y pensaba que eso era imposible de lograr.
Cuando comenzó  hace solo dos meses, ya cuatro maestras han pedido la baja en la escuela de mi hija, entre ellas, su maestra y hasta la directora.
La semana pasada no dieron clases por los apagones. Anteriormente entre ausencias, problemas personales, medias jornadas, tampoco fue mucho lo que aprendieron. Y esta semana, bueno, esta semana desde que llegan los meten en el comedor para que los cuide la cocinera y les dan hojas para que dibujen todo el día.
A leer y a escribir no van a aprender, pero a lo mejor sale algún Picasso. La pregunta lógica seria: ¿Para qué hablan tanta cáscara de plátanos si están a años luz de poder perfeccionar algo? Mucho menos un sistema educativo sin materiales de trabajo, con escuelas destartaladas, pupitres, sillas y mesas en mal estado, uniformes talla 12 para un niño talla seis y maestros desmotivados y probablemente los más descontentos del mundo.
Sigo diciendo y no me cansaré jamás de hacerlo, que si médicos y maestros recibieran las atenciones y los beneficios de los militares en Cuba, las escuelas y los hospitales tendrían sus plantillas totalmente cubiertas.
Tristemente son los niños los que sufren todo eso. Y pensar que hubo una época en la que los niños importaban Ahora mismo viven sin maestros, entre apagones y escasez de agua, sin medicamentos, encontrar a un pediatra es como encontrar agua en el desierto, viven sin leche cuando tienen más de 2 años, sin dulces, ni golosinas, sin alimentos dignos y, para rematar, ni siquiera tienen un solo parque donde divertirse.
Promesas y bla, bla, bla. Nada más. Aquí no tienen vida y mucho menos futuro.

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