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LOS MANTRAS, LOS PÁJAROS Y EL VIENTO

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Por Gretell Lobelle ()

Mantilla.- Ayer fue un día de finales, muy kármico, y no por ser esperado fue menos difícil. Quien transita un camino de espiritualidad y reconoce lo sistémico del universo entiende que este tiempo tan complicado que estamos viviendo —los finales de una era para la humanidad— es difícil, y su expresión en lo particular, mucho más.

Demasiados planetas confluyendo. La energía de la Tierra nos está removiendo de una manera que la sentimos mil veces más intensa que lo normal. Escribo desde un acto particular de volver objetiva la idea a través de la escritura.

Cada día honro mi permanencia en la vida de las personas que toco y me tocan. Las métricas de este muro caen y yo entiendo de esa felicidad. Las redes son contenedor de ego, también de desapego. Tejo en acto voluntario los hilos del macramé humano desde la empatía, la creatividad, y el acompañamiento.

Por eso este retorno de Quirón a Aries en mi casa 6, el mismo sitio donde estuvo en el momento de mi nacimiento, me jugó una mala pasada anoche, sacando todo mi Quirón en aries. Vengo de una vida de guerra y de dedicación al servicio, y en esta me toca transitar la paz.

Ayer leía un post de Fermín sobre Padura; mi reacción fue comentar: “¡Qué infeliz eres, Ponte!” Los cercanos conocen mi proyección en redes. Jamás, jamás he agredido a nadie. Lo hacía desde la más profunda y absoluta convicción de que lo es. Reconozco esa energía. Es desgarrador mirarse constantemente en otro que no es ni mejor ni peor que tú, pero mirarte. Luego leí comentarios de tantas personas comunes, amigas que lo siguen y entendí que tenía un problema: no era de ese sitio. La sensación de meter a todos en el mismo saco disparó todas mis alertas. A él no lo conozco, solo es sensación. A los que rondan ese espacio fueron maestros, me pusieron ante el espejo de mi molestia y lo pude reconocer.

Borré el comentario y lo eliminé de mis amigos, porque definitivamente es alguien que no quiero en mi vida, ni en la virtual. No pasa nada; el uno para el otro no significamos nada. Así como a mí no me importa que él, como muchos, se muera viviendo la vida de los otros.

Logré dormir sobre las 4 a.m. Me he entregado a estos días y a esa nueva sensación y energía que ha ido transmutando en un tránsito de cuatro años. Si antes me interesaba complacer, contenerme y estar para otro a pesar de mí, ahora transito una etapa donde ya no importan quienes no permanecen ni cómo me ven. Hay una niña interior que cuidar, amar y sanar; sobre todo, amar. Es revelador cuando entiendes que el verdadero amor es cuidarte para ti. Ese es el verdadero regalo que le puedes dar a un afecto: ser la mejor versión de ti misma. Sanar esa niña, despertar de conciencia y vivir en presencia es este camino, el mío.

Voy a aprovechar estos días para mi exilio en Quirón. Octubre será un mes que se sentirá como una bomba atómica; no se sientan abrumados por este texto, no es catastrófico. En todo caso el universo nos están dando el increíble regalo de enfrentarnos a una revisión personal de nuestras estructuras e identidades, ante la responsabilidad como especie y nuestro propósito en esta Tierra, nos convida a la flexibilidad de nuestra rigidez mental y la posibilidad de vibrar desde el amor. Te puedes resistir, esta energía te alcanza.

Me gusta esta foto; quiero recordar esa sensación, estuve por horas en un absoluto silencio de hombres, solo escuchaba mantras, los pájaros y el viento.

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