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Por Raymar Aguado
La Habana.- El Paro estudiantil en las universidades cubanas no se detuvo de manera orgánica ni por la voluntad mayoritaria del estudiantado.
Fue sino, por causa del hostigamiento e intimidación que los órganos represivos del Estado — encabezados por el Departamento de Seguridad del Estado (DSE) — llevaron a cabo contra varios estudiantes, miembros de sus familias y parte del profesorado que se pronunció a favor del Paro.
Las demandas de los estudiantes fueron desatendidas por las autoridades gubernamentales. En cambio, se desató toda una cacería de brujas contra cualquier muestra de oposición al tarifazo y de apoyo al Paro, cuestión que evidencia el desinterés del Estado, de sus funcionarios e instituciones, por satisfacer las necesidades de la mayoría, velar por el bienestar popular y garantizar un modelo de gestión horizontal.
Desde distintas facultades del país se hicieron públicas las denuncias del acoso y la intimidación contra el estudiantado por parte de agentes del DSE. Los focos principales de denuncia fueron la facultad de Filosofía, Historia y Sociología (FHS-TS) de la Universidad de La Habana, las Universidades de Ciencias Médicas de Las Tunas, Bayamo y Granma; la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría (CUJAE), la Universidad Central de Las Villas (UCL), Marta Abreu y la Universidad de las Artes (ISA).
El acoso se materializó en intimidación, amenazas de expulsión de los centros de estudio, interrogatorios ilegales, visitas sin previo aviso de agentes del DSE a viviendas de los estudiantes, escarnios públicos, amenazas a padres y a familiares, agresiones físicas y verbales por parte de profesores y funcionarios cómplices de la represión estatal, entre otras prácticas.
Esto, sin lugar a dudas, es evidencia del estado de terror que los órganos represivos del Estado impusieron en los centros universitarios con el objetivo de hacer mermar el empuje estudiantil de cara al Paro contra el robo que significa el tarifazo de Etecsa.
La falsa calma que la propaganda oficialista muestra es resultado de los procesos intimidatorios y represivos que se llevaron a cabo contra el estudiantado y quienes apoyaron al paro. Asimismo, el grupo multidisciplinario que supuestamente está negociando las nuevas tarifas, no es más que un puñado de serviles puestos a dedo por distintas instancias del poder político. En resumen, es solo una puesta en escena bien orquestada para dar la falsa imagen de apoyo popular, horizontalidad, democracia y consenso.
Es imprescindible hacer públicas todas las formas de represión con que el DSE intenta silenciar las voces críticas dentro del estudiantado. Denunciar el acoso y la represión es la única forma de blindaje que tiene la ciudadanía ante los atropellos del gobierno y sus órganos represivos. Es el modo más efectivo de conseguir apoyo y tejer redes de solidaridad ante el autoritarismo.
No dejes de denunciar la arbitrariedad y la represión. Juntos somos muchísimos más fuertes que el gobierno y sus secuaces.