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Los destellos de un gran visionario: Huber Matos

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Por Jorge L. León (Historiador e investigador)

Houston.- Pocos han comprendido la grandeza política de Huber Matos. Su fama suele asociarse a la eficacia militar de su columna guerrillera, la más combativa contra Batista. Pero su verdadero mérito está en haber sido el primero en advertir, con valentía y lucidez, el viraje comunista que Fidel Castro ocultaba al pueblo cubano.

En octubre de 1959, Matos presentó su renuncia. No era un gesto personal, sino un acto cívico. En su carta, le dice a Fidel: “Todo el que haya tenido la franqueza de hablar contigo del problema comunista debe irse antes que lo quiten.”

La respuesta de Castro revela su cobardía moral: “Tu renuncia no es aceptada… Admito que Raúl y el Che coquetean con el marxismo, pero la situación está bajo control.”

Ese “control” era la antesala de su plan: silenciar a Matos para imponer, sin resistencia interna, la entrega de Cuba al bloque soviético. El contraste entre ambos hombres es absoluto: mientras Matos defendía transparencia y principios, Fidel urdía su estrategia para traicionar la esencia democrática prometida al país.

La alerta al pueblo

De izquierda a derecha: Camilo Cienfuegos, Fidel Castro y Hubert Matos

La advertencia de Matos fue clara: “La influencia comunista sigue creciendo. Tengo que alertar al pueblo cubano.”

Por esa lealtad a la verdad, pagó veinte años de prisión infame. Fue un castigo ejemplarizante, diseñado para destruirlo. Pero no lo quebró: lo engrandeció. Al salir al exilio, siguió su lucha con dignidad, sin odio, manteniendo intacto su compromiso con la libertad de Cuba.

Hoy, la historia lo reivindica. Lo que dijo, ocurrió. Lo que denunció, se confirmó. Matos encarna la conciencia que la Revolución traicionó, y Fidel Castro representa la sombra que sofocó al país.

Entre ambos se resume la tragedia cubana: La grandeza de un patriota… y la miseria de un traidor.

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