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Los crímenes de Larry Ray

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Por Edi Libedinsky ()

La historia de lo que ocurrió en la Universidad Sarah Lawrence, específicamente con un grupo de sus estudiantes, es un caso perturbador y complejo de manipulación, abuso y extorsión, orquestado por un hombre llamado Lawrence «Larry» Ray.

Este caso, que se extendió por una década, conmocionó a Estados Unidos y ha sido objeto de reportajes de investigación y documentales.

El Comienzo Inesperado (2010)

La pesadilla comenzó en 2010, cuando Larry Ray, un hombre de unos 50 años que acababa de salir de prisión por un caso de fraude de valores, se mudó temporalmente al dormitorio de su hija, Talia Ray, en la prestigiosa Sarah Lawrence College, en un apartamento conocido como Slonim Woods.

En ese momento, Ray se presentó como una figura paterna, un confidente y un «mentor» para los jóvenes amigos de su hija.

Al principio, se mostró encantador, cocinaba para ellos y ofrecía consejos, ganándose la confianza de un grupo de estudiantes brillantes y, en muchos casos, emocionalmente vulnerables.

La Escalada de la Manipulación

Poco a poco, la presencia de Larry Ray en el dormitorio de Slonim Woods se volvió permanente y su influencia se intensificó. Utilizando tácticas de manipulación psicológica extremas, Ray comenzó a controlar la vida de estos estudiantes.

Les convenció de que sus familias los habían «envenenado» o conspirado contra ellos, alienándolos de sus seres queridos. Los sometió a interrogatorios de horas, a menudo grabados en video, donde los forzaba a «confesar» crímenes imaginarios y humillantes, como haberlo envenenado o dañado su propiedad.

Las tácticas de Ray incluían:

Privación del sueño: Mantenía a los estudiantes despiertos durante horas para interrogarlos y desgastarlos mentalmente.

Humillación sexual y psicológica: Los degradaba verbalmente y los obligaba a participar en actos sexuales grabados, bajo el pretexto de «terapia» o «curación de traumas infantiles».

Violencia física: Aunque no siempre era la principal herramienta, el abuso físico también formaba parte de su arsenal de control.

Extorsión económica: Les exigía grandes sumas de dinero, alegando «daños» por los supuestos crímenes que habían cometido o por los «servicios» de protección que él les brindaba.

Algunos de los estudiantes fueron forzados a endeudarse, y en un caso, una de las víctimas, Claudia Drury, fue obligada a ejercer la prostitución para pagarle a Ray.

Se estima que Larry Ray llegó a extorsionar alrededor de 1 millón de dólares a sus víctimas.

El Traslado y el Aislamiento

A medida que el control de Ray crecía, algunos de los estudiantes se mudaron con él, primero a un apartamento en el Upper East Side de Manhattan y luego a Nueva Jersey.

Vivían en condiciones de hacinamiento, con Ray controlando cada aspecto de sus vidas: sus finanzas, sus relaciones, su alimentación e incluso sus pensamientos. Los aisló de sus familias y amigos, creando un ambiente de miedo y dependencia total.

Entre las víctimas destacadas se encuentran Daniel Barban Levin (quien luego escribió un libro sobre su experiencia, «Slonim Woods 9: A Memoir»), Isabella Pollok, Santos Rosario y sus dos hermanas, Yalitza y Felicia.

Las familias de algunos de estos jóvenes llegaron a vender propiedades y gastar miles de dólares (más de 200.000 dólares en el caso de los padres de los Rosario) para intentar complacer a Ray y «rescatar» a sus hijos.

El Destape y la Justicia (2019-2023)

La historia de los «niños robados de Sarah Lawrence» se hizo pública en 2019 con un impactante artículo de la revista New York Magazine, que finalmente llevó a una investigación federal. Larry Ray fue arrestado en febrero de 2020 y acusado de tráfico sexual, extorsión, trabajos forzados, lavado de dinero y otros delitos.

El juicio se llevó a cabo en 2022, y Larry Ray fue declarado culpable de 15 cargos federales, incluidos extorsión, conspiración de crimen organizado, tráfico sexual y trabajos forzados. En enero de 2023, a la edad de 63 años, fue condenado a 60 años de prisión, una sentencia que busca asegurar que nunca más pueda volver a abusar de nadie.

El juez Lewis J. Liman lo describió como un «monstruo» que «explotó un momento vulnerable en la vida de sus víctimas».

La historia de Larry Ray y el culto de Sarah Lawrence es un trágico recordatorio de la fragilidad de la mente humana ante la manipulación experta y de la importancia de estar atentos a los signos de abuso, incluso en entornos aparentemente seguros y privilegiados como una universidad de élite. Ha sido adaptada en el documental de Hulu «Stolen Youth: Inside the Cult at Sarah Lawrence»

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