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Por Irán Capote
Pinar del Río.- Hoy hace una semana de que saliera al mercado de Amazon mi libro más reciente. Y ya se ha colocado en el Top 1 de las novedades recientes en la categoría de Libros de Teatro Caribeño y Latinoamericano en español. Eso quiere decir que de las novedades de esa categoría, Los dramas de mi arrebato, ha sido el más Linkeado, el más curioseado, el más cliqueado.
La cosa no queda ahí, no, no. También aparece en el segundo lugar del Top de esa categoría como libro más vendido.
!O mai gar, ahorita es un Best Seller!
Anoche me sentí extraño cuando vi estas estadísticas. Me sentí mal, se los juro. Me sentí un impostor y dudé mucho en hacer públicos estos datos, porque sé que para muchos no es más que una postura egocéntrica de mi parte.
Sé que para muchos, literatura y mercado son variables que no deben conectarse, en nombre de no sé qué principios éticos de los autores. En nombre de no sé qué humildad.
Y la culpa de ese «sentimiento de culpa» que me invadió de pronto anoche, creo que no es mía.
La «culpa de sentirme culpable» por estos datos -quizás insignificantes, pero reales- la tiene el medio, la tiene la historia, la tiene ese enfoque intelectual cubano de que hay que ser buen escritor, pero humilde y silencioso.
La culpa la tiene ese pensamiento inoculado por el sistema social de que no debes sobresalir. Y si sobresales en algo, en lo más mínimo, entonces no debes decirlo, no debes darte bombo, no debes darte platillos, no debes gritarlo, quizás no debas ni alegrarte. Porque entonces, no eres un buen escritor, no eres un buen artista, no eres una buena persona. Y en la mayoría de los casos escribes buenos libros y mueres de hambre y desamparo.
Este libro que pongo a disposición de mis lectores, editado cuidadosamente por Sequoia Editions, es también una oportunidad para crecer en el mercado. Y lo digo desde la humildad y la sinceridad que me caracteriza. Lo digo desde mi único par de tenis, desde mi cacharro de laptop, desde mi único cartón de huevos.
Este libro es una estrategia para no morir de hambre haciendo lo único que sé hacer más o menos bien, que es escribir.
Y no creo que haya en ello algún delito.
Gracias a todos los que van comprando. Gracias por el apoyo. Estos arrebatos quizás cambien algo en sus vidas. Ya lo están haciendo en la mía. Quizás estos arrebatos sirvan como motivación para aquellos escritores que todavía se preguntan si vale la pena publicar, si vale la pena escribir, si vale la pena arrebatarse…