Guantánamo.- Un vídeo de unos familiares que llevaban en andas el cuerpo de un niño hasta el cementerio, se hizo viral en las redes sociales y volvió a dejar en evidencia al régimen cubano, que tiene lista una caravana de autos para escoltar a los que gobiernan, pero ni un carro fúnebre para mover a los fallecidos.
No es la primera vez que esto sucede. En días recientes, desde varios lugares de La Habana salieron vídeos de familiares que movían a sus muertos en carretillas, porque nunca apareció un vehículo para trasladarlos de la casa a la funeraria, o de esta al cementerio.
Unas veces no había combustible, en otras no había féretros y cuando no, los vehículos estaban en otras funciones, en otros lugares, destinados a otras labores, pero lo cierto es que los encargados de esa tarea no la cumplieron. Si el tema funerario fuera privado, no tengo dudas de que funcionaría, pero es gubernamental y lo del gobierno, lo sabemos todos, ya no funciona.
El traslado del niño de Imías, desde la comunidad de El Cuero, disparó las críticas al régimen, que intentó aplacar los comentarios, pero lo que hizo fue echarle más leña al fuego, porque se puede mentir de vez en cuando, pero no siempre. No todo el tiempo te van a creer esas sandeces que dices, porque la población, aunque no haya ido a la universidad, de boba no tiene un pelo.
Poco después de la salida del vídeo y de que comenzara a correr como la pólvora por las redes, el Consejo de la Administración de Imías, publicó una nota de prensa, con la intención de aplacar lo que estaba pasando, pero el efecto fue contrario.
«En la mañana de hoy se presentó un hecho inusual en Imías tras el fallecimiento de un niño, residente en la comunidad de difícil acceso El Cuero: sus familiares decidieron llevar por sus propios medios el féretro al camposanto, a pesar de las coordinaciones realizadas por el Departamento Necrológico municipal, que había asegurado la transportación y el servicio fúnebre alternativo, refiere Yaima Delgado, jefa del Departamento de Servicios Necrológicos en Imías», dice la nota.
Luego agrega que «continuamos profundizando en las causas y condiciones que generaron a los familiares a tomar esta decisión», lo cual contradice lo primero, porque con decir que los familiares deidieron llevarlo al hombro, en hamacas, turnándose, por varios kilómetros, porque esa era su decisión, bastaba y había que respetarla y nada más.
Pero no fue así. Lo sabe la tal Yaíma Delgado y también el Consejo de Administración de Imías. Si en La Habana, que es la capital, donde vive la alta dirigencia, no hay carros fúnebres, alguien se puede imaginar que aparezca uno en aquel lugar recóndito, golpeado recientemente por un huracán que destruyó carreteras y puentes, y donde los apagones están a la orden del día y no hay nada que cocinar ni tampoco con qué hacerlo.
¡Vamos, no se engañen más! Y tampoco nos intenten engañar a nosotros. Digan que no pueden, recojan sus cosas y lárguense. Entreguen el poder a otros y confórmense con lo que ya se han robado. Ustedes, como gobierno, solo sirven para planificar reuniones y reprimir, porque ya no controlan la droga ni los crímenes constantes, y ni hablar de otras cosas.
Lo del niño de Imías es solo una gota más. Una en el torrente indetenible que ya no pueden controlar.
No mientan más, porque ya sabemos que todo lo que dicen es mentira.
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