
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Juan Carlos García Guridi
Bejucal.- Cierto es que las redes sociales, Facebook sobre todo, crean adicción y en muchos casos nos convierten en una nueva especie de alienígenas, pero tampoco creo que sea la «cloaca» que alguien docto ha nombrado, muchísimos menos que los cibernautas merezcan, como castigo, ser enviados al Cocito (lago helado del noveno círculo del infierno de Dante).
Para nuestros escritores, por ejemplo, en tiempos donde el papel escasea y las publicaciones se hacen cada vez más difíciles, Facebook es una excelente plataforma de promoción.
No hay que temer al plagio, es algo que siempre ha existido y hay mecanismos legales para la protección del derecho autoral. Bien utilizadas, o lo que es mejor, si son utilizadas de una manera sana e inteligente, las redes sociales son de muchísimo provecho.
La manipulación y la mediocridad han estado presentes a través de la historia y en todos y cada uno de los medios de difusión.
Varios son los muros personales que visito y me resultan sumamente gratos, y solo voy a ilustrar con algunos en virtud del espacio, el tiempo y la dinámica de la comunicación, ahí están los de Ania Ortega, Iris Cruz, Laritza Camacho, Lianet Fundora, Dianelys Zaldívar, Aimé Borroto, Raiza K. Olivera Fleita, Yelaine Martínez Herrera, Alexis Díaz-Pimienta, Nelson Simón, Pedro Luis Ferrer, Alex Fleites, Juan Puentes, Lázaro Castell, Rafael de Águila, Reynier del Pino, Roberto García, Ángel Padrón y Modesto Agüero, todos con un propósito diferente. Y me perdonan si no menciono otros muros de los que aprendo a diario.
Facebook no es una «cloaca» ni los cibernautas apestan. Facebook es entretenimiento (distracción) pero también aprendizaje; nos convierte en mal de turno pero es sobradamente capaz de revertir esa dolencia. Se trata de utilizar las redes con mayor eficacia y una mayor salud comunicacional.
Es verdad que algunos son más personales, pero desde lo personal (vivencial), también se educa y hace cultura. Con Ley de Comunicación y todo (alharaca incluida), mucho tienen que superarse la inmensa mayoría de los perfiles institucionales, la ineficiencia y falta de seriedad no pueden ser la norma (acaso la excepción); para mí es una Ley innecesaria, de la mucha gente vive de Pepito y Liborio, comunicar no es burocracia y en términos de Comunicación todo está escrito…
Abogo por la polémica, además de por la inclusión (sin remilgos); abogo por la honestidad y la tolerancia, aquellas que Martí nos enseñó. Desde dentro también nos colonizamos.
Aprovechemos las redes sociales en bien del crecimiento humano y espiritual y no les tengamos tanto miedo, y mucho menos reneguemos de su «reguetón» virtual. Se trata del sol, no de las manchas. Seamos marcianos con los pies en la Tierra.