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Por Esteban Fernández Roig

La Habana.- El 22 de marzo de 1959 Fidel Castro dictó la creación de las Milicias. Su objetivo primordial fue opacar, emular y superar a cualquier revolucionario sincero y anticomunista que había combatido a Fulgencio Batista.

Castro intenta y logra borrar del mapa los merecimientos que consideraban tener los militantes del Movimiento 26 de Julio. También afectó a los del Directorio, del Segundo Frente del Escambray, de la O.A. y de todo grupo que había combatido al derrocado gobierno pasado y no se plegaban a sus sanguinarios mandatos.

Repito, el verdadero motivo de la creación de las Milicias fue agrupar una enorme y descomunal masa de ventajistas. Esta sirviera para hacer valedera la frase : “No me digas los que hiciste en el pasado por la revolución sino lo que estás dispuesto a hacer hoy”…

La cosa fue muy sencilla: un hombre había sido Coordinador del Movimiento 26 de Julio. Sin embargo, no quería ser esbirro, ni chivato, ni torturador, entonces era marginado, perseguido y hasta encarcelado.

Sin embargo, un descarado que subía al Pico Turquino para ganarse la boina verde olivo le atribuían más méritos. Más incluso que Aldo Vera, quien había luchado violentamente contra el gobierno de Batista.

Obviamente los que no habían participado en la lucha, desesperados por ganar galones estuvieron dispuestos a rebajarse hasta lo infinito. Esta fue una de las traiciones iniciales de Fidel Hipólito Ruz, después llegaron millones más.

Cumplieron ese cometido y después pasaron a ser criados, chivatos, carne de cañón en el Escambray, en Girón, en Angola. También fueron cortadores de caña, y hoy en día no pueden ni bañarse en una playa exclusiva de los turistas.

En la foto inicial el HP. José Ramón «El gallego» Fernández, traidor al Ejército Constitucional de Cuba, uno de los principales oportunista y fundador de las asquerosas Milicias.

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