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Por Pedro Monreal (El Estado como tal)

La Habana.- Los datos oficiales de la inversión en 2024 indican que, a pesar de la propaganda oficial acerca de “corregir distorsiones”, se mantiene una torcida prioridad del gobierno cubano que incrusta una crónica deformación inversionista centrada en el turismo.

Los datos contradicen lo informado en diciembre de 2024 por el ministro de turismo de Cuba acerca de que “en el segundo semestre del año, no se ha invertido en ninguna obra nueva”.

En 2024 se mantuvo un injustificado alto peso relativo de la inversión asociada al turismo a pesar de la existencia de la baja tasa de ocupación hotelera de 23 por ciento.

La persistencia del reducido peso relativo de la inversión agropecuaria (apenas 2,7 por ciento de la inversión total) parece indicar que la “prioridad” oficial respecto a la seguridad alimentaria no pasa de ser una engañosa consigna.

La inversión agropecuaria fue casi 14 veces inferior a la turística.

El sostenido predominio de la inversión principalmente asociada al turismo hace que esta tenga un peso relativo muy superior a la inversión combinada en la industria manufacturera y en el sector agropecuario, dos áreas claves para la productividad, el bienestar y los eslabonamientos productivos.

Con una baja tasa de inversión medida como por ciento de la formación bruta de capital en el PIB y con un patrón de inversión muy deformado.

Sson totalmente insulsas las declaraciones oficiales acerca de que “corregir distorsiones y reimpulsar la economía.

La contradicción entre un turismo en declive que sigue tragando desaforadamente los escasos recursos de inversión y una crisis alimentaria a la deriva y desatendida como prioridad de inversión expresa, cuando menos, una política inmovilista.

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