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Las gallinas rústicas de Corralillo y la historia de la lechera

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Por Jorge Sotero

La Habana.- Granma, como buen vocero del régimen, insiste en la idea de los dirigentes cubanos y aboga por aquello del autoabastecimiento municipal y la cría de gallinas rústicas para garantizar el abastecimiento de huevos y carnes a la población, como si estuviéramos otra vez viviendo en los años noventa.

Esa historia de las gallinas rústicas ya los cubanos la vivieron en algún momento. Los que tenemos más de 35 años recordamos que al entonces presidente, Fidel Castro, se le ocurrió que a cada familia se le debía entregar cinco pollitos, llamados rústicos, para que las personas los alimentaran sin comida, con la intención de que en algún momento -nadie sabía cuándo- pudieran comer carne de ave.

Ahora han vuelto a lo mismo. El mensaje de la dirigencia del Partido Comunista insiste en que, si los municipios quieren plátano, papas, pollo, huevo o cerdo, entre muchas otras cosas, lo tienen que producir. Pasan por alto algo tan elemental como que hay lugares de Cuba en los que una cosa u otra son imposibles, pero, sobre todo, olvidan que la cría de animales lleva pienso y en Cuba no hay alimentos ni para las personas.

Para justificar todo esto, el libelo del Partido Comunista publica un extenso reportaje, firmado por Freddy Pérez Cabrera, en el que, con el lenguaje habitual, ejemplifica con el caso de un campesino de Corralillo, quien, por obra y milagro divino, tiene 600 gallinas rústicas ponedoras, 150 pollos de engorde y 74 cabezas de ganado mayor para abastecer a las comunidades de San pedro y La Sierra, que entre ambas no deben pasar de 60 personas, digo yo.

El hombre, cuenta Granma, llegó al lugar, acompañado de su esposa que es psicóloga, a probar suerte, seguro que sin dinero en el bolsillo, y le llovieron las vacas, los pies de cría de gallinas y pollos, y espera que pronto le caigan unas 500 codornices, cuyos huevos destinará a los centros asistenciales de la localidad, ubicada en el municipio villaclareño de Corralillo.

Los animales que tiene, según deja entrever el rotativo, no necesitan comida. Tampoco será necesaria para las codornices, en una muestra más de que quienes trabajan en el referido periódico no tienen la más mínima idea de la vida del campo, de los trabajos que se pasa para alimentar aves, cerdos, vacas, y de otros cuidados necesarios para que la cría, incluso a pequeña escala, prospere.

Eso sí, el hombre, Leonel Carmenate Alonso, el “héroe” de esta historia, de esas que rebuscan Granma y la televisión cubana, llegó a un lugar donde solo había una casa abandonada y ”con su trabajo se ganó la instalación de varios paneles solares que hoy le garantizan la electricidad de su terruño”, en un hecho llamativo porque miles de campesinos dejaron sus parcelas en Cuba para acercarse a lugares donde había corriente eléctrica, ante las constantes negativas del gobierno de electrificar sus casas.

https://www.youtube.com/watch?v=VQGGC5-O-tk

La historia de Carmenate Alonso forma parte del mismo cuento aburrido de siempre: comenzó con la siembra de yuca, maíz, sorgo y boniato, con la construcción de las naves para los animales, y con su esposa reconvertida de psicóloga en veterinaria. Y como cada caso de esos que pone Granma de ejemplo, su idea es llegar a mil 200 ponedoras, lo que le permitirá acopiar unos 500 huevos diarios.

Me voy a detener acá, porque la historia se me parece mucho a una que leía de niño sobre una mujer que iba con una cántara de leche en la cabeza, la cual vendería para comprar huevos, tener gallinas, vender los huevos, comprar una vaca y… se le cayó la cántara y se botó la leche. Eso sí, no puedo pasar por alto la segunda parte del aburridísimo reporte, que, como no puede ser diferente, cita al gobernador de la provincia, un tal Alberto López Díaz, quien afirma que “aquí existen condiciones materiales para asumir este importante programa que pretende beneficiar al pueblo con ofertas de huevo y carne”.

Y la cita siguiente es de risa, tanto que, si no fuera porque el periodista lo dice con toda la seriedad del mundo, se podría tomar como patrón de un tipo de periodismo burlón, en el que los medios se mofan de los lectores. Lean: “En estos momentos la provincia tiene en desarrollo 5 000 gallinas, con más de 80 días de nacidas, ya repartidas a criadores, y la meta será completar las 74 000 aves, a partir de 22 000 reproductoras de huevos existentes en instalaciones estatales del sector”.

A pesar de que el gobernador ya puso las cifras, se refirió a planes y metas, al final los números se estropearán, habrá sequía, el maíz no se dará, el boniato se lo comerá el tetuán o, por alguna extraña enfermedad, las gallinas dejarán de poner, y entonces eso del autoabastecimiento municipal se irá al diablo.

Como me acuerdo siempre de aquella frase del desaparecido dictador cuando hablaba de exportar huevos a Europa, del primer toro que apareció por el llamado viejo continente y la demanda de su carne… Ay, Cuba, los dirigentes que has tenido acabaron contigo, y Granma se ha encargado de registrarlo. Un día alguien contará toda la historia como verdaderamente ocurrió. Mientras, seguirán apareciendo historietas como las de las gallinas rústicas de Corralillo.

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