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LAS “FIDELADAS” DE UN ZAPINGO

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Por Esteban Fernández Roig

Miami.- Sí, porque además de HP y asesino fue un Zapingo, un payaso, un imprudente con ínfulas de sabelotodo…

La primera tontería grande fue cuando al egocéntrico se le ocurrió desecar la Ciénaga de Zapata. Aquello fue un desastre de gigantescas proporciones.

Fueron esos disparates, meteduras de patas, locuras, errores garrafales los que llevaron a la destrucción de una nación hasta ese momento próspera.

Desde enero del año ’59, Fidel Castro se adueñó de Cuba y al sentirse el terrateniente y mayoral absoluto de la isla, comenzó a cometer fallos, imprudencias, hacer inventos, a utilizar a nuestra nación como conejillo de Indias y dar riendas sueltas a su megalomanía.

Montado en un Jeep, después en uno de aquellos Oldsmobiles negros que se robó, y al final en Mercedes Benz blindados, rodeado de esbirros y de escoltas, y durante toda la trayectoria iba mirando a sus alrededores buscando cosas que cambiar, senderos y carreteras que desviar, canalladas que realizar y ríos en donde edificar ridículas e innecesarias represas como hizo con nuestro querido Mayabeque.

Imitaba “planes quinquenales chinos”, lanzaba a los campos a los tristemente célebres “trabajadores voluntarios” y a macheteros improvisados que solo habían visto cañas en las guaraperas.

La zafra de los 10 millones fue el fracaso del siglo a pesar de la guataquería de los Van Van.

Nuestro país estaba en manos de un ególatra que actuaba “como que conocía de todo, sin saber de nada”.

Y los vecinos de las zonas urbanas lo escuchábamos hablar de temas agrícolas absurdos, del Sistema de Pastoreo Racional de André Voisin y del sistema de riego Microjet, y no teníamos ni la menor idea de que diablos hablaba el narcisista.

“Ahora se va a sembrar pangola en toda Cuba”, decía en un programa de “Ante la Prensa”. Pocos sabían de lo que hablaba el parlanchín y los campesinos asustados decían: «Eso no se puede sembrar ahí»….

Los guajiros se ponían muy serios y decían: “Lo único que te puedo informar es que las fincas de la zona se han llenado de gente de la capital, de interventores incompetentes que no saben ni un comino de lo que es un sembradío, y todos decían “Son órdenes de Fidel y señalaban al cielo con el dedo”.

Como resultado, en mi pueblo, que era conocido como “La Huerta de Cuba”, desaparecieron como por encanto hasta las papas, las coles, los mangos, las guayabas y todo. Y gracias

En determinado momento el G2 se llevó presos a montones de homosexuales a través de todo el pais. Increíblemente a Fidel Castro se le había metido en la cabeza convertirlos en «Machos enteros». Le traquetea.

¿Se acuerdan de aquello de sembrar café Caturra en el “Cordón de La Habana?” Otra locura, otro fracaso fue “La Campaña de Alfabetización”. Lean las cartas que llegan de Cuba para que vean el resultado.

Y hablaba de la creación del INRA, de poner administradores de las cooperativas, de interventores, de traer los mejores toros de otros países para lograr ligarlos con vacas cubanas y que estas dieran miles de litros de leche diarios, de hacer cruces de Holstein con Cebú. El acabose.

Pareció estar locamente enamorado de una vaca y hasta quiso hacerle una clonación a Ubre Blanca, y mucho antes se le ocurrió la payasada de darles a los guajiros un papelucho que los acreditaba como propietarios de la tierra que cultivaban y que resultó ser un tremendo fraude colectivo.

La penúltima barrabasada fue la de las ollas arroceras chinas. ¿En qué país del mundo se ha visto a un jefe de estado comiendo mierda con unas cazuelas?

Solamente unos días antes de morir la cogió con alabar a la Moringa y se dedicó a llenar a Punto Cero de Moringa. Y la gente decía: «¡Esto si que le ronca la Moringa!»

Y todo el que vive hoy en Cuba – entre escombros, miserias, colas, apagones y represión- puede ver el resultado de las mojonadas de un psicópata compulsivo e hijo de su putísima madre.

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