El Estado como tal
La Habana.- El más reciente episodio de la “contrarreforma” burocrática cubana tiene un baluarte en el Ministerio de Finanzas y Precios con su Resolución 225/2024. En vez de utilizar el mercado para flexibilizar “el plan”, entumecen el mercado con el plan.
No se trata solamente de que se insista en los poco efectivos “topes” de precios, tradicionalmente aplicados a productos del agro, sino que se obliga a empresas privadas nacionales a adoptar el método soviético de formación de precios.
Es un craso error el empecinamiento con un “cálculo económico” -proceso para arribar a la combinación más efectiva de recursos a nivel de toda la economía- de naturaleza burocrática en vez de uno apoyado en precios de mercado.

Planificación centralizada es mucho más que una doctrina sobre un enfoque de regulación económica o de la propiedad sobre activos. Refleja una amplia visión de intervención en múltiples dimensiones de la vida social, dictadas por un partido de “vanguardia”.
No me refiero aquí al término de planificación centralizada en el sentido de una teorización de lo que debería ser la planificación, sino como variante concreta -histórica y geográficamente localizada- usada para reemplazar el cálculo económico basado en precios de mercado.
La eventual reforma de la empresa estatal en Cuba ignora la evidencia histórica de que a largo plazo no fue sustentable el “cálculo económico” de la planificación centralizada. Es un despropósito subir a la naciente empresa privada a ese carro perdedor.
La reciente experiencia del “ordenamiento” indica que es justificable el escepticismo respecto a las grandes visiones en las que la burocracia se autoasigna capacidades de eficacia y eficiencia de regulación sistémica que nunca ha demostrado poseer en el largo plazo.
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