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Por Ramón García Guerra ()
La Habana.- En un tuit el Sr. Miguel Díaz-Canel ha anunciado que hablará del tarifazo en un podcast que me hace recordar aquel programa de la tele que se llamaba «Casos y cosas de casa». Quizá los más viejos lo recuerdan, era una tragicomedia. Pienso que si este señor se oyera a sí mismo se daría cuenta de que falla en el relato, que no es creíble, que la gente entiende mejor que él lo que sucede en Cuba hoy mismo.
Debe de saber que está en conteo regresivo y que cada minuto que demore en dar el salto va en su contra. Hice lo que puedo hacer, de momento, que es dejarle un mensaje por debajo de la puerta.
-Créame, no soy un aguafiestas.
Acabo de abrir un hilo de comentarios en la cuenta del referido señor, por si se anima a hablar del tema sin ofender la inteligencia de la gente que estará oyendo lo que diga en esta ocasión.
«Hablan de sus ingresos, que se ven reducidos por una inflación que crearon (Uds.) mismos.
Deberían de pensar de esa manera cuando se trata del 40% de los ancianos en Cuba que ni siquiera reciben una pensión, así como el 60% que recibe mil 500 pesos mensuales, cuando el coste de la canasta básica es de 23 mil pesos. También esa realidad es un producto de la inflación. Luego, si hay una estratificación en el consumo se debe a la estratificación de la riqueza y la segregación de los territorios que crearon ellos mismos con las políticas subdesarrollantes que han aplicado de 2008 a la fecha.
Sabemos que nos mienten al decir que el dinero que recaudan lo emplean en desarrollar el país cuando se sabe que han sido las políticas subdesarrollantes que han adoptado las que han creado la crisis en que estamos.
-Señor, tiene que parar.
Sucede que dentro de poco Ud. va a dejar del cargo y quién le suceda va a encontrar un gato muerto en la oficina. Entonces hará lo que usted hizo antes, que es sentirse en deuda y ocultar los errores del jefe que lo eligió como sucesor.
Significa que a la Década perdida de Raúl Castro se sumará el Barco a la deriva que usted abandonará yendo a vivir a España. Quien le suceda hará el tercer acto de esta tragicomedia, dejando a un público de cadáveres sentados en la platea de un teatro de variedades.
Debería de estar enterado de lo que ocurre porque después de la estampida migratoria no se oyen los aplausos, puesto que los que han quedado o están dormidos o han muerto.