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Por Oscar Durán

La Habana.- De vez en cuando vengo con una perretica para ustedes, porque es la única manera de liberar tanta rabia por culpa de unos miserables barrigones, sinvergüenzas, seres humanos sin alma.  

Les salió bien la teoría de jugar al desgaste. Los apagones no se acabarán y la falta de alimentos mucho menos. El temor que tenían de otro estadillo, se les ha quitado y ya brindan con Red Label por 62 mil milenios.

Mientras más miseria tiene el país, más se inmortalizan en el poder. Son dos cosas directamente proporcionales. El cubano ya se adaptó a estar a oscuras y así podemos vivir por los siglos de los siglos.

En un país que se respete, este régimen duraría minutos ante la primera escasez. Pero aquí es al revés. “Fulana, hoy solo la van a quitar 15 horas, por lo menos no serán 18 como ayer, menos mal”.  Ese es el sentir popular. Ya ni caldero se suena.

Aquí hay personas vulnerables, gente que no tiene un solo familiar allende los mares y están viviendo como indígenas. Esos seres humanos no dicen ni esta boca es mía y son los primeros en salir a saludar al Singa’o cuando llega en su BMW, con 75 guardaespaldas.

El cubano se adaptó a esta basura de país. Se dio por vencido ante tanta desgracia. El régimen nos desgastó tanto que un apagón de 20 horas es como sentarse a disfrutar un show humorístico de George Harris.

Todos los días son iguales. Te levantas a oscuras y te acuestas a oscuras. Muchos han cogido el camino de El Químico para estar en otra dimensión frente a este desastre. 

Ya los discursos no sirven. A  las doctrinas nadie les hace caso, pero tenemos miedo. Y mientras haya miedo, la dictadura seguirá desgantándonos como lo está haciendo hasta ahora.

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