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La Serie Nacional del bochorno

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Por Redacción Deportiva

La Habana.- La Serie Nacional está hecha un desastre, más de lo que cualquiera podría imaginar. El ejemplo más claro lo vimos en el duelo entre Pinar del Río y Santiago de Cuba, equipos que siempre han cargado con el cartel de favoritos. Pero los marcadores hablan por sí solos: un 22×0 que parecía broma, un 20×4 que dio pena ajena, un 22×2 digno de una liga escolar y, como si fuera poco, el único partido “cerrado” terminó 7×6 con una derrota automática para Santiago por la metedura de pata de su manager usando a un jugador de forma ilegal. Eso no es béisbol, eso es un bochorno.

Porque más allá de los números, lo que se vio en el terreno fue un festival de errores. Fallos al campo que parecían entrenamientos de categoría pioneril, batazos desperdiciados, corredores sin brújula en las bases y pitchers que no llegan ni a 85 millas. El pitcheo, otrora orgullo del béisbol cubano, hoy es un desfile de lanzadores que no saben cómo tirar un strike. Cada inning se convierte en una pesadilla interminable.

Y si dentro del terreno la cosa es mala, afuera es peor. En pleno juego en Santiago, se va la corriente y la televisión nacional, en lugar de resolver, cambia de transmisión y deja botados a los aficionados. Un bochorno total. Lo que debía ser un clásico entre dos históricos terminó convertido en un show barato, con apagón incluido. El béisbol, que antes era fiesta, ahora es caricatura.

El dolor es doble porque este deporte fue el que enamoró a miles de cubanos. Las gradas repletas, los jonrones celebrados a todo pulmón, el orgullo de ver a Pinar, Industriales, Santiago o Villa Clara con equipos sólidos. Todo eso parece un recuerdo lejano. Hoy los fanáticos se marchan del estadio con la cabeza baja y el corazón vacío. El béisbol, en vez de unir y emocionar, espanta.

Y lo más duro es que lo que estamos viendo no es casualidad, es parte de una caída general. El béisbol se derrumba igual que se derrumba el país. Sin organización, sin recursos, sin motivación, sin futuro. La Serie Nacional ya no es una liga, es un espejo donde se refleja la decadencia de todo lo demás que se nos va cayendo a pedazos.

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