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La respuesta que salvó al rey

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Se cuenta que, en una jornada de caza, el rey Arturo se extravió en un bosque desconocido. Allí fue sorprendido por un caballero vestido de negro, cuya armadura brillaba con un fulgor siniestro. El misterioso guerrero lo retó con una pregunta que parecía imposible:

“¿Qué desean realmente las mujeres?”

Arturo tenía un año para hallar la respuesta. De lo contrario, perdería la vida.

Durante meses recorrió su reino, preguntando a mujeres de toda condición. Las respuestas eran diversas: unas pedían amor, otras belleza, otras riqueza o hijos. Ninguna parecía definitiva. El plazo se agotaba y la sombra de la muerte lo perseguía.

Fue entonces cuando conoció a Lady Ragnell, una mujer deforme y temida, que le reveló el secreto a cambio de un pacto: casarse con el noble Gawain. Sin dudarlo, el caballero aceptó el sacrificio para salvar a su rey.

La respuesta de Ragnell era clara y simple: “Lo que las mujeres desean por encima de todo es soberanía sobre sí mismas: el poder de elegir su propio destino.”

El caballero negro aceptó su derrota. Arturo era libre.

La boda se celebró y, en la intimidad, Gawain descubrió el verdadero secreto: Ragnell estaba bajo un hechizo que la obligaba a ser monstruosa. Solo podía ser hermosa la mitad del tiempo, y le pidió a Gawain que eligiera si prefería su belleza de día o de noche.

El caballero, fiel a su nobleza, respondió:

“No elegiré yo. Es tu decisión.”

Con esas palabras, rompió por completo el encantamiento. Ragnell recuperó para siempre su auténtico rostro, y juntos vivieron en libertad y amor.

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