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LA LLAMADA (HISTORIAS DE LAS FAMILIAS DE LOS PRESOS POLÍTICOS)

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Por Tania Tasé ()
Berlín.- Vengo a presentarles a una niña de catorce años. No es la primera vez que escribo sobre ella. Probablemente ustedes no la recuerden (es que pasan tantas cosas!), así que empezaré por el principio.
Su nombre es Dairys.
Hasta el domingo 11 de julio de 2021, era una niña feliz, todo lo feliz que puede ser un niño cubano. Tenía su familia completa, buenas notas en la escuela y casi 11 años de edad.
Un día negro, le arrancaron a su hermano de su lado. Él es su persona preferida. Y no se lo llevaron simplemente, lo golpearon mucho y lo desaparecieron.
Ya ella no entendió más la vida. Los porqué, que su familia no podía responder le explotaban en la cabeza.
Nadie podía responderlos porque no hay respuestas para tanto horror: su hermano no estaba más y nadie pudo decir cuándo volvería.
A su hermano le gusta escribir y dibujar. Hacía dibujos con ella y para ella. La defendía de los regaños por sus travesuras y le explicaba el mundo y la gente. La enseñaba a ser buena. Con esa nobleza y bondad de la gente sencilla y fuerte. Gente llena de sueños para sí y para los demás.
Puede ser una imagen de 1 persona, estudiando y sonriendoLa primera vez que yo hablé con Dairys era Navidad de 2021. Ella estaba sentada en su camita y miraba las estrellas en el espacio negro que dejaban las hojas abiertas de su ventana. En condiciones normales, yo comunico bastante bien con los niños.
Pero no era un tiempo normal y esta niña que estaba en la pantalla de mi teléfono había tenido que crecer muy rápido en pocos meses. No me miraba a mí, sus ojos secos y fijos buscaban a su hermano en la oscuridad de esa noche buena de diciembre. Y me dijo sin mirarme: lo único que quiero es que mi hermano vuelva, nada más. Yo sólo atiné a decirle: va a volver. Lo sacaremos y te lo devolveremos.
Y después sentí que bajaban piedras por mi garganta.
La vi en otra ocasión, haciendo notas con plumones que decían «libertad para mi hermano». Y luego las pegaba al refrigerador.
Esa niña de apenas once años fue obligada en la escuela a participar en matutinos y actos patrióticos, donde se le exigía gritar vivas a la Revolución y a Fidel. Pero ella no podía. Así que empezó a rechazar la escuela y sus notas empeoraron.
Esta niña aprendió con menos de doce años a decirles: vete, mi mamá no está, a los sicarios de la inSeguridad del Estado cuando la acosaban aprovechando que su madre había salido a hacer gestiones. Aprendió a hacer la L de la libertad con su manita pequeña, para al menos con eso, invocar a su hermano.
Esa niña aprendió a esconder el miedo atroz que sentía de que se llevaran a su madre y sus hermanas también. Escondía el miedo a quedarse sola.
Duannis León Taboada, preso político del 11J, recibe golpiza en la cárcel  por protestar a gritos de "Patria y Vida"Empezó a perder el sueño y tuvo que lidiar con los monstruos de sus pesadillas. Dormida y despierta. Y eso tuvo un costo: a veces está muy triste y a veces, agresiva.
La agresividad que provocan la impotencia de todos los por qué sin respuesta. De todos los cuándo, sin fecha.
Pero sigue siendo una niña con sueños. Me contó cuando le pregunté, que siempre ha querido aprender a tocar el piano. Ella sabe que es muy caro y que ocupa mucho espacio un instrumento así. Entonces me dijo: me conformo con una guitarra. Sirve igual para hacer canciones a mi hermano.
Ahora, tres años y medio después que le quitaran a su hermano, después de ver enfermar a su madre, esta niña espera una llamada: LA LLAMADA. La que anuncie que su hermano será excarcelado. Cada vez que suena el celular de su madre, se pone en pie de un brinco y la mira fijamente…esperando. Y ya su madre y su abuela no saben cómo decirle que no, que esa no es la llamada.
Entonces se altera y se vuelve incontrolable su dolor. Se hace indócil, cuesta mucho consolarla, convencerla de que hay que seguir esperando. Un ejército de personas que la aman no lo logran siempre. Cada persona con su dolor y su frustración de que esa no fue LA LLAMADA.
Y entonces, ella busca refugio en lo único que no han logrado quitarle las bestias: los dibujos de su hermano y sus recuerdos.
Esta niña se llama Dairys y es la hermana más pequeña del preso político del 11J Duannis León Taboada, el ruiseñor que canta tras las rejas. El mismo que gritó en el Tribunal mientras lo juzgaban con pruebas y testigos falsos: Abajo Díaz-Canel, Patria y Vida.
Y nosotros, como cientos de familias, seguimos esperando LA LLAMADA.
Escrito por: Jenni m. Taboada, Tata Poet, Anamely Ramos y Tania Tasé.
(Cuando se habla o se escribe sobre los familiares de los presos, a veces son personitas así como esta niña, a las que les roban la infancia. ¿Qué vamos a hacer con eso?)

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