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La leyenda de la bestia de Gévaudan se mantiene viva

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Por Datos Históricos

La Habana.- Entre 1764 y 1767, la región francesa de Gévaudan fue sacudida por una serie de ataques tan brutales que ni siquiera el Rey Luis XV pudo ignorarlos. Algo —una criatura, un monstruo, una bestia— acechaba los bosques y colinas, dejando un reguero de sangre y preguntas sin respuesta.

Todo comenzó el 30 de junio de 1764. Jeanne Boulet, una joven de 14 años, apareció muerta y parcialmente devorada. En las semanas siguientes, nuevas víctimas comenzaron a acumularse, casi todas mujeres jóvenes o niños. La frecuencia y ferocidad de los ataques pronto hicieron evidente que aquello no era obra de lobos comunes.

Los testigos hablaban de un ser enorme, más grande que un lobo, con pelaje rojizo, una melena oscura sobre el lomo y movimientos más propios de un depredador felino que de un cánido. Algunos aseguraban que se erguía sobre dos patas. Otros que no temía la luz del día. Lo cierto es que nadie parecía capaz de describirlo con certeza… ni de detenerlo.

La alarma creció tanto que el Rey envió tropas al lugar. Cazadores, soldados y campesinos unieron fuerzas para dar caza al enigmático ser. Hubo héroes locales, como Marie-Jeanne Valet, una joven que logró herir a la bestia con una lanza. También fracasos estrepitosos, como los de los dragones enviados por el capitán Duhamel, que sólo lograron arruinar cosechas y sembrar más caos.

El Rey terminó enviando a su arcabucero personal, François Antoine, quien logró abatir un gran lobo que fue exhibido en Versalles como “la bestia de Gévaudan”. Pero los ataques no cesaron.

En junio de 1767, un cazador local llamado Jean Chastel abatió otro animal. Desde entonces, nunca más se supo de la bestia.

Durante tres años, al menos 100 personas murieron y muchas más resultaron heridas. Lo que provocó tanto terror sigue siendo un misterio. Algunos hablan de un león escapado de una exhibición ambulante. Otros de histeria colectiva, de lobos hambrientos, incluso de un asesino en serie oculto entre las sombras del bosque.

Sea cual sea la verdad, la leyenda de la bestia de Gévaudan se mantiene viva.

Un capítulo donde la historia se cruza con el mito.

Donde el miedo dejó huellas más profundas que las garras.

Y donde, aún hoy, nadie puede decir con certeza qué fue lo que realmente cazaba en los bosques del sur de Francia.

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