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Por Víctor Ovidio Artiles ()
Caibarién.- Los vendedores se ha puesto insensibles, no ya por los precios abusivos y especulativos sino por la información subliminal que utilizan en sus puntos de venta. Hay toda una red macabra que intenta desestabilizar aún más nuestro Sistema Nervioso Central.
Hoy, cansado del humo del carbón, de la negrura en las manos, paredes, techos, puertas, ventanas, mocos de la nariz, decidimos salir a comprar pizzas cerca de la casa. Allí también las hacen con carbón pero el rollo es de ellos.
Dos adolescentes se encargan de la elaboración y expendio. Son lentos y entretenidos. Los miro moverse, los escucho hablar tonterías y por la escasez de velocidad en sus textos, los imagino en la escuela. Pero… no voy a desviarme del tema de la insensibilidad.
Locos así como estamos con el Muchacho del Catao y sus aventuras desestabilizadoras, queremos un rato alejados del tema.
Pues resulta que esos niñatos lerdos o los dueños del entinglao han tenido la desfachatez de utilizar como caja recaudadora, una caja de galletas dulces. Con tantas marcas que existen hoy (que no sean Singolax) estos cabrones usaron una de marca Blackout.
Insensibilidad es poco. Muchos no saben un piojo de Inglés pero no debe subestimarse a todos los habitantes de los circuitos apagables. Aún nos queda algo de intelecto. Cualquier infeliz de estos lares sabe que Blackout significa Apagón.
Digamos No a la crueldad de los vendedores. ¡Si no tienen otra caja, que se echen el dinero en el bolsillo, Coño!